El desarrollo armónico del niño
Capìtulo 7 - Reír a gusto
“El humor ofrece una valiosísima capacidad de respuesta a las complejidades que los niños deben afrontar”, sostiene Mary Kay Morrison, autora del libro Using Humor to Maximize Living (“Usar el humor para potenciar la vida”). La investigación llevada a cabo por la educadora demuestra que la risa aumenta la adrenalina y el flujo de oxígeno, libera endorfinas del bienestar, además de acelerar la frecuencia cardíaca. Y, como un buen entrenamiento, este “chute” de energía se traduce en una sensación de relax y calma.
Pero se trata de algo más que una simple sensación. De hecho, otros estudios demuestran que el humor puede ayudarnos a ser más hábiles a la hora de resolver problemas y tomar decisiones. Diferentes escaneos de la corteza cerebral revelan que el humor inspira la creatividad y contribuye a la capacidad de tener pensamiento crítico. “El humor es un elemento esencial para un desarrollo cerebral sano, tanto en los niños como en los adultos”, afirma Morrison.
Asimismo, el humor puede representar el mecanismo de defensa que nuestro organismo necesita para ser más resiliente frente a las adversidades. Ser capaces de reírnos durante los desafíos de la vida puede ayudarnos a gestionar nuestro bienestar emocional.
El humor puede representar el mecanismo de defensa que nuestro organismo necesita para ser más resiliente frente a las adversidades.
Para desarrollar el sentido del humor del niño, se puede empezar muy pronto. Las carcajadas que se generan cuando el papá o la mamá juegan al juego del “cu-cú” con el bebé o le hacen pedorretas en la barriguita le ayudan a crecer y aprender. De hecho, son acciones que provocan conexiones cerebrales, es decir, los ladrillos de las futuras habilidades sociales.
Ser capaz de comprender las partes divertidas de una situación requiere que el niño realice conexiones conscientes entre elementos distintos. Por consiguiente, los papás pueden ayudar a los niños a comprender este tipo de conexiones a medida que crecen.
Los adultos que muestran y refuerzan la importancia del sentido del humor enseñan a sus hijos a valorarlo también. Un objeto que se cae o un juguete que hace un ruido gracioso pueden servir, pero, para ayudar de verdad a los niños a entender el humor, es necesario que los adultos participen de la diversión.
Así, ver a la mamá bailando o al papá enfrentándose a la preparación de un bizcocho de forma divertida pueden desencadenar una reacción que invita a todos a reírse, con el consiguiente beneficio para el clima familiar.
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