Cuidados y atención amorosa
Capìtulo 15 - Los ruidos
El oído representa el sensor más potente del cuerpo humano. Tanto en estado de vigilia como durante el sueño, más del 80% de la estimulación recibida por el cerebro se origina en este órgano. Por lo tanto, tiene un papel de estimulación neuronal fundamental y es determinante en el desarrollo de la plasticidad cerebral.
La importancia de este órgano se observa desde el final de la vida intrauterina: a partir del cuarto mes y medio de embarazo, entra en funcionamiento y empieza a interactuar con el cerebro y el sistema nervioso central.
La capacidad auditiva del bebé es casi igual a la del adulto, mientras que su umbral de reacción al ruido es más bien bajo: si no lo conoce, basta un mínimo sonido para que se sobresalte. Acostumbrarse a los sonidos domésticos forma parte de su proceso de desarrollo, por lo que no se debe aislar al niño ni silenciar el ambiente. Simplemente, se debe tener un poco de precaución y sentido común. Al nacer, los conductos auditivos del bebé son mucho más pequeños que los de los adultos, y los sonidos fuertes y prolongados podrían tener un efecto negativo para la salud del oído.
Según la American Academy of Pediatrics, en los primeros meses de vida del bebé, el nivel de ruido no debería superar los 45 decibelios. (15) Por lo tanto, se recomienda no exponer al lactante a sonidos que superen este umbral. Generalmente, un lavavajillas produce de 45 a 60 decibelios de ruido. Un aspirador puede alcanzar incluso 70-80 decibelios. Incluso los sonidos emitidos por algunos juguetes podrían ser demasiado intensos.
Según el estudio publicado en la revista Pediatrics, la intensidad de algunos juguetes sonoros del mercado puede llegar a 79 decibelios, con picos de 85, ¡muy cerca de los 90 alcanzados por un martillo neumático! El estímulo del sonido es fundamental para el desarrollo de los sentidos del niño, pero no debe producirse de forma forzada. De vez en cuando, dejar que el niño permanezca un poco en silencio le irá bien, ya que aprenderá a descubrir los ruidos de fondo y los sonidos increíbles de la naturaleza.
15 Committee on Environmental Health, A Hazard for the Fetus and Newborn, «Pedia-trics», 1997, 100;724
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