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Cuidados y atención amorosa

"El bebé no siente ningún dolor, puesto que el muñón carece de terminaciones nerviosas"

Capìtulo 2 - El muñón umbilical

CATEGORÍA: Cuidados y atención amorosa
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TIEMPO DE LECTURA: 2 min

Una vez liberado de su función de transportar la sangre de la placenta al feto, y viceversa, después del parto, el cordón umbilical se cierra con una pinza y se corta. Permanece un trocito, un muñón de dos o tres centímetros, unido al ombligo del recién nacido y sellado con una especie de pinza de plástico. Es el denominado muñón umbilical, formado por tres vasos sanguíneos, dos arterias y una vena, cubiertos de una fina membrana de tejido conectivo que, al principio, se presenta de varios colores, que van del verde amarillento al marrón, pasando por el gris y el negro, y que, con el paso de los días, se oscurece y se seca progresivamente. (1)

La función del cordón umbilical es permitir el intercambio de sangre entre la madre y el feto durante el embarazo. El cordón umbilical conecta la circulación sanguínea del feto con la placenta, el órgano que per-mite el paso del oxígeno y las sustancias necesarias para el crecimiento y el desarrollo del feto desde la sangre materna a la fetal. Generalmente, el muñón umbilical se momifica y se cae espontáneamente en una o dos semanas, dejando la “cicatriz umbilical”, o sea, el ombligo. Cuando se corta y se desprende, el bebé no siente ningún dolor, puesto que el muñón carece de terminaciones nerviosas. La posible presencia de sangre seca junto al muñón o la ligera salida de sangre en el momento de la caída de-ben considerarse normales y no deben preocupar.

El muñón no debe manipularse, ni mucho menos se debe estirar de él para desprenderlo. Simplemente, debe mantenerse expuesto al aire doblando hacia dentro la lengüeta del pañal que queda a la altura del ombligo, de manera que quede descubierto, así como protegerlo del contacto con las heces y la orina del bebé.

El muñón no debe manipularse, ni mucho menos se debe estirar de él para desprenderlo. Simplemente, debe mantenerse expuesto al aire do-blando hacia dentro la lengüeta del pañal que queda a la altura del ombligo, de manera que quede descubierto, así como protegerlo del contacto con las heces y la orina del bebé.

Únicamente, si tarda en caerse más de tres semanas, es oportuno que el pediatra le eche un vistazo. Asimismo, hay que acudir al pediatra si el ombligo se ve enrojecido, hinchado o produce pus. (2)

El tejido orgánico en proceso de secado del muñón es un buen terreno de cultivo para las bacterias, que, inevitablemente, lo colonizan. Hasta hace unos años, se consideraba que, para prevenir peligrosas infecciones, era necesario desinfectarlo con alcohol o con otros productos anti-sépticos en cada cambio de pañal, o bien aplicar pomadas antibióticas. Estudios recientes han comparado este método con la simple práctica de dejarlo expuesto al aire (lavándolo solo con agua y secándolo en caso de contacto con el pañal sucio).

El riesgo de infección resultó ser equivalente y, con la metodología me-nos invasiva, el desprendimiento se produjo, de media, algún día antes. (3)

1  Care of the umbilical cord: A review of the evidence, World Health Organization, 1998

2  T. P. McConnell et al., Trends in umbilical cord care: Scientific evidence for practice, «Newborn and Infant Nursing Reviews», 4, 2004, pp. 211-222 3  M. Pezzati et al., Umbilical cord care: the effect of eight different cord-care regimens on cord separation time and other outcomes, «Biology of the Neonate», 81, 2002, pp. 38-44

4  R. Sarkar et al., Skin Care for the Newborn, «Indian Pediatrics», 47, 2010, pp. 593-598

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