Capìtulo 14 – Parques y andadores

Dejar que el pequeño se desplace libremente por el espacio, con la super-visión de un adulto, claro está, es una condición fundamental para los especialistas del desarrollo psicomotor. Precisamente por esto, los expertos no son partidarios de los parques, ya que consideran que no solo no ayudan al niño en su crecimiento, sino que incluso pueden mermar su experiencia desde el punto de vista motor, sensorial y cognitivo, y también su esfera emocional: dentro del parque, el pequeño está aislado del ambiente que lo rodea y de las personas que viven en él.

Más adelante, cuando el niño empieza a ponerse de pie solo, apoyándose en diferentes soportes, significa que está listo para caminar, si bien todavía debe adquirir el equilibrio adecuado. Para ayudarle, no sirve de nada intentar ponerle de pie para que camine, sino únicamente dejarle hacer, poniendo a su disposición apoyos útiles, como el puf del sofá, una mesita baja, un sillón o un sofá, que también son perfectos para entrenar el camino lateral. La libertad y la autonomía son esenciales. Por ello, la tendencia actual no recomienda el andador: además de poder provocar la extensión de la articulación tibio-tarsiana, retrasa el desarrollo del equilibrio, la adquisición de la capacidad de saber caer durante la experi-mentación y la conciencia de sus propios límites. De hecho, priva al niño de determinadas experiencias necesarias para aprender a crecer.

Capìtulo 13 – Alfombras de juego y gimnasios

Para ayudar a los nuevos papás en la estimulación de su pequeño, pue-den ser muy útiles accesorios como las alfombras de juego (provistas de arcos de juego y efectos sonoros) y los gimnasios, pequeños espacios específicamente ideados para los primeros descubrimientos del bebé “en libertad”, donde puede ejercitar y afinar sus capacidades motoras y la coordinación ojo-mano-boca.

Con el paso del tiempo, a medida que la capacidad de movimiento del bebé se desarrolla, se aconseja utilizar una colcha grande o una alfombra de goma específica para jugar tumbado sobre la espalda, girarse de lado y rodar, para conocer el espacio libremente y vivir las experiencias de psicomotricidad que ofrecen los desplazamientos horizontales por el suelo, con el fin de prepararse para sus progresos futuros.

Capìtulo 12 – Hamacas y columpios

Las hamacas y los columpios tienen una importancia indiscutible para el desarrollo psicofísico del niño. Por ejemplo, la hamaca no solo es un aliado muy valioso para los papás (que pueden dedicarse a sus cosas con total tranquilidad sin perder de vista a su hijo), sino que también es un verdadero promotor del desarrollo sensorial, motor y cognitivo.

Mientras está en la hamaca, el bebé puede relajarse, descansar, patalear y jugar con su sonajero preferido, adquiriendo nuevas habilidades poco a poco.

Por estos motivos, en el mercado, cada vez existen más modelos que ofrecen funcionalidades complementarias, como el arco de juegos o el carillón con melodías y sonidos de la naturaleza.

Como hemos visto en el capítulo dedicado al desarrollo, escuchar música, en particular, tiene un impacto importante en la liberación de serotonina (también llamada la hormona de la felicidad), que influye positivamente en el estado de ánimo del niño. Además, escuchar música favorece el desarrollo del lenguaje, la capacidad de concentración y la compresión; por no hablar del juego. Como hemos visto anteriormente, el juego, en todas sus formas, es una parte fundamental del desarrollo físico, cognitivo, social y emocional del niño.

Bienvenidos sean, pues, los modelos con numerosos accesorios, procurando no exagerar: el exceso de estímulos puede ser nocivo, puesto que podría sobreexcitar al bebé e interferir en su bienestar.

Por lo que respecta a los asientos con función basculante eléctrica y a los columpios, se aplican los mismos principios comunes a la hamaca, con la diferencia de que su función principal es la de mecer al niño para favorecer la relajación y el sueño. De hecho, la percepción del movimiento ondulatorio por parte del vestíbulo del oído tiene un efecto calmante y favorece el sueño. Generalmente, estos productos cuentan con sistemas que permiten una oscilación a varias velocidades, para adaptarse a los diferentes estados de ánimo del bebé. Con toda seguridad, pueden ayudar a los papás en los momentos en los que estén más ocupados, pero no deben utilizarse para dormir. En cuanto el bebé se duerma, se recomienda trasladarle a su cuna.

Capìtulo 11 – La seguridad en casa

En los primeros meses, el bebé transcurre la mayor parte del tiempo en casa. Si bien el pequeño pasa muchas horas durmiendo y descansando, las ocasiones de interacción con la mamá y el papá no faltan: los mimos, las tomas, los cuidados y, poco a poco, también el ambiente que lo rodea. Con el paso de los meses, el bebé adquiere cada vez más libertad y competencias, y, de repente, de hoy para mañana, se vuelve más movido e imprevisible. Por esta razón, la mamá y el papá siempre deben adelantarse a los acontecimientos, anticiparse a los posibles cambios en el desarrollo psicomotor del niño y adecuar el ambiente doméstico para prevenir potenciales peligros.

Antes de que el pequeño empiece a gatear o arrastrarse, a tocar todo lo que le rodea y a introducírselo en la boca, es preciso colocar protecciones específicas para los golpes en todos los ángulos que queden a su alcance, así como instalar sistemas de bloqueo en los cajones y las puertas de los muebles, colocar protectores de enchufe en todas las tomas de corriente, desplazar los cables de corriente y los posibles objetos frágiles, elevar los bordes de las cortinas y de los manteles a los que el niño podría agarrarse, y alejar de su alcance objetos de pequeño tamaño que podría ingerir o inhalar. Asimismo, hay que tener cuidado con las plantas de interior; si son tóxicas, hay que retirarlas de su alcance, puesto que podría introducírselas en la boca.

La mamá y el papá siempre deben adelantarse a los acontecimientos, anticiparse a los posibles cambios en el desarrollo psicomotor del niño y adecuar el ambiente doméstico para prevenir potenciales peligros.

Antes de que el niño empiece a caminar, es necesario fijar los muebles altos a la pared, puesto que podrían volcar si el pequeño se agarra a ellos para ponerse de pie o, incluso, trepar. También hay que instalar barreras de seguridad en los accesos a las escaleras, así como impedirle el acceso a piscinas y depósitos de agua, retirar las sillas (o cualquier otro apoyo sobre el que pudiera subirse) de las proximidades de las ventanas y los balcones, y poner cinta antideslizante debajo de las alfombras. Asimismo, hay que mantener fuera de su alcance los medicamentos, las bebidas alcohólicas, los detergentes, los insecticidas y cualquier otra sustancia tóxica, así como las cerillas y los mecheros. (8)

La vigilancia debe ser siempre atenta y estricta, pero tampoco hay que exagerar: en sus exploraciones, progresivamente, es bueno que el niño aprenda a reconocer los peligros y a evitarlos de forma autónoma.

Capìtulo 10 – La seguridad en casa

En los primeros meses, el bebé transcurre la mayor parte del tiempo en casa. Si bien el pequeño pasa muchas horas durmiendo y descansando, las ocasiones de interacción con la mamá y el papá no faltan: los mimos, las tomas, los cuidados y, poco a poco, también el ambiente que lo rodea. Con el paso de los meses, el bebé adquiere cada vez más libertad y competencias, y, de repente, de hoy para mañana, se vuelve más movido e imprevisible. Por esta razón, la mamá y el papá siempre deben adelantarse a los acontecimientos, anticiparse a los posibles cambios en el desarrollo psicomotor del niño y adecuar el ambiente doméstico para prevenir potenciales peligros.

Antes de que el pequeño empiece a gatear o arrastrarse, a tocar todo lo que le rodea y a introducírselo en la boca, es preciso colocar protecciones específicas para los golpes en todos los ángulos que queden a su alcance, así como instalar sistemas de bloqueo en los cajones y las puertas de los muebles, colocar protectores de enchufe en todas las tomas de corriente, desplazar los cables de corriente y los posibles objetos frágiles, elevar los bordes de las cortinas y de los manteles a los que el niño podría agarrarse, y alejar de su alcance objetos de pequeño tamaño que podría ingerir o inhalar. Asimismo, hay que tener cuidado con las plantas de interior; si son tóxicas, hay que retirarlas de su alcance, puesto que podría introducírselas en la boca.

La mamá y el papá siempre deben adelantarse a los acontecimientos, anticiparse a los posibles cambios en el desarrollo psicomotor del niño y adecuar el ambiente doméstico para prevenir potenciales peligros.

Antes de que el niño empiece a caminar, es necesario fijar los muebles altos a la pared, puesto que podrían volcar si el pequeño se agarra a ellos para ponerse de pie o, incluso, trepar. También hay que instalar barreras de seguridad en los accesos a las escaleras, así como impedirle el acceso a piscinas y depósitos de agua, retirar las sillas (o cualquier otro apoyo sobre el que pudiera subirse) de las proximidades de las ventanas y los balcones, y poner cinta antideslizante debajo de las alfombras. Asimismo, hay que mantener fuera de su alcance los medicamentos, las bebidas alcohólicas, los detergentes, los insecticidas y cualquier otra sustancia tóxica, así como las cerillas y los mecheros. (8)

La vigilancia debe ser siempre atenta y estricta, pero tampoco hay que exagerar: en sus exploraciones, progresivamente, es bueno que el niño aprenda a reconocer los peligros y a evitarlos de forma autónoma.

Capìtulo 9 – Fular, mochila portabebé y el arte de portear

El primer estímulo verdadero que podemos ofrecer a un recién nacido, con el fin de potenciar su desarrollo físico, cognitivo y emocional, es el de cogerlo en brazos, interactuar con él y hacerle sentir el contacto: este tipo de educación parental se llama de alto contacto o attachment parenting, y los padres que la practican realmente marcan la diferencia en la vida futura del niño. Los niños criados con papás de alto contacto tienen más confianza en ellos mismos, son más fuertes, tienen mejores prestaciones intelectuales y físicas, y alcanzan antes la independencia.

Los niños criados con papás de alto contacto tienen más confianza en ellos mismos, son más fuertes, tienen mejores prestaciones intelectuales y físicas, y alcanzan antes la independencia.

Una buena manera de garantizar el contacto con el niño y, al mismo tiempo, asegurar que la mamá o el papá siguen gozando de libertad de movimientos es lo que se conoce como babywearing, o porteo. Estudios efectuados en el campo de la neurociencia sostienen que el contacto sienta las bases de un apego seguro. Y no solo eso, sino que también estimula la producción de hormonas positivas, como la serotonina y la dopamina, que tranquilizan al bebé y favorecen un crecimiento sereno. Asimismo, ayudan a la mamá: llevando al bebé con ella, es más fácil sintonizar e intuir las necesidades del pequeño, gracias al lenguaje no verbal guiado por las hormonas del amor. No en vano, el contacto piel con piel se recomienda en los hospitales por sus beneficios terapéuticos en caso de parto pretérmino. Durante la estancia en el hospital, el denominado método canguro consiste en poner al recién nacido prematuro sobre el pecho de la mamá: la sincronía térmica permite al pequeño ahorrar energía, sus constantes vitales se estabilizan y también se facilita la puesta en marcha de la lactancia.

El hecho de ser porteado por la mamá o el papá permite al bebé recibir el consuelo constante de su presencia dulce y amorosa, y también ser mecido, gracias al movimiento de la persona que lo portea, participando de la vida familiar en primera línea y desarrollando el sentido del equilibrio.

Una vez en casa, el uso del fular portabebés permite al adulto y al bebé seguir permaneciendo muy unidos, y sin excluir al papá, que, al portear a su hijo, puede aprender a conocerlo de forma más íntima y a relacionarse con él más fácilmente. Asimismo, el hecho de ser porteado por la mamá o el papá permite al bebé recibir el consuelo constante de su presencia dulce y amorosa, y también ser mecido, gracias al movimiento de la persona que lo portea, participando de la vida familiar siempre en primera línea y desarrollando el sentido del equilibrio. De hecho, el bebé sigue los movimientos del porteador, adaptándose poco a poco, empujando con las piernas y moviendo el cuello, para después volver a dormirse cómodamente. El fular también es un aliado válido para dar el pecho con comodidad y discreción cuando nos encontramos fuera de casa, o bien para alimentar a los niños que sufren regurgitación con frecuencia, o reflujo gastroesofágico, para los cuales es más conveniente mamar en posición vertical.

Cuando el pequeño no está tumbado, sino sentado con las piernas separadas, el fular favorece la posición correcta de la cadera y el desarrollo del acetábulo, la cavidad de la pelvis que aloja la cabeza del fémur.

En la elección de la mochila portabebés y en su uso, es necesario controlar la posición de las piernas del bebé. En los primeros meses, los cartílagos de las articulaciones femorales son blandos, y existe la posibilidad de que la cabeza del fémur se desplace de su emplazamiento natural, provocando una displasia de cadera (7). La posición ideal para prevenir la displasia es la que se denomina “de ranita”, con las rodillas separadas y las piernas flexionadas, en forma de M, y con las rodillas más altas que el culito. Además, es importante colocar al niño de manera que las piernas flexionadas abracen la cintura del adulto, bien sostenidas por debajo de los muslos, y que la cabecita siempre esté bien apoyada y sujeta.

Las mochilas ergonómicas portabebés y los fulares portabebés representan apoyos válidos para todo lo que hemos mencionado, pero no deben utilizarse durante largos períodos de tiempo y, sobre todo, no deben concebirse como medios alternativos al cochecito. La separación de la figura de referencia, si bien gradual, es necesaria para ampliar los horizontes del desarrollo cognitivo y emocional del bebé.

Capìtulo 8 – La elección del primer cochecito

En los últimos años, los nuevos papás se han ido orientando cada vez más hacia la compra de sistemas modulares, en versión dúo o trío, compuestos de un único chasis con ruedas sobre el que es posible acoplar el capazo del cochecito, el portabebés de seguridad para recién nacidos (“huevito”) y la silla de paseo. Una solución que se adapta a las necesidades de la familia en diferentes momentos del día, para realizar actividades distintas, y que logra progresar con el crecimiento del niño en sus primeros años. Por lo tanto, se trata de una decisión de compra muy importante, y rica en emociones, pero que puede no resultar sencilla, dada la inexperiencia de los papás en la materia. Decidirse entre las innumerables propuestas de productos y ofertas de precio presentes en el mercado no es nada fácil. Por supuesto, se puede contar con los consejos de los amigos y de los profesionales de las tiendas de puericultura o de Internet, pero cada experiencia es única e irrepetible. Cada historia es la que es, y cada familia tiene costumbres, estilos de vida y espacios únicos. Lo que es válido para una familia puede no serlo para otra.

¿Cuáles son las características prácticas que hay que tener en cuenta a la hora de elegir? En primer lugar, hay que prestar mucha atención al aspecto del confort, ya que el bebé es el auténtico usuario del producto. El recién nacido pasa buena parte de sus importantísimas primeras etapas de la vida en el cochecito, en la silla de paseo o en la silla de seguridad del coche.

En los primeros meses, la estructura ósea y muscular del bebé no puede soportar su peso. Para un correcto desarrollo fisiológico es, por lo tanto, necesario garantizarle la posición tumbada y horizontal el mayor tiempo posible. La posición tendida y supina permite no sobrecargar ninguna parte del cuerpo, distribuyendo el peso uniformemente. Asimismo, es importante subrayar que el aparato respiratorio del bebé todavía es “inmaduro” y de tipo “diafragmático”.

Hacia el final de la gestación, empieza el período alveolar, que finalizará en la primera infancia (sobre los 18-24 meses) y llevará a la formación de un número definitivo de alvéolos pulmonares, que aumentarán notablemente la superficie destinada al intercambio de oxígeno. No es hasta los dieciocho meses cuando el desarrollo de los pulmones del niño se produce en paralelo con el crecimiento de la masa corporal, y con una relación estable entre el contenido aéreo y el volumen pulmonar. En la posición horizontal, las costillas y los músculos intercostales, a través de su contracción simultánea con el diafragma, favorecen la rigidez de la caja torácica durante la fase inspiratoria, en lugar de su expansión, para que la actividad del diafragma se vea favorecida y se produzcan intercambios respiratorios regulares. (5)

Por ello, desde el primer día, es importante ofrecer al bebé un ambiente donde pueda descansar cómodamente, y no solo por la noche, sino también de día, durante el paseo. El cochecito es el instrumento ideal para acompañar esta etapa del desarrollo. En su interior, el bebé dormirá muchas horas, y tal vez lo preferirá a la cuna, porque hará que se sienta más protegido, ya que, al nacer, el bebé pasa repentinamente de un espacio vital mullido y contenido a otro sin límites y muy disperso. Para ayudarle a vivir esta transición de forma menos traumática, es importante ofrecerle un espacio recogido, del que pueda palpar sus límites, sintiéndose más a gusto y tranquilo. Sin embargo, algunas veces, el cochecito no se considera necesario, ya que se utiliza durante poco tiempo, mientras que, otras veces, se sustituye demasiado pronto por la silla de paseo, ya sea por motivos prácticos o porque el niño “ya no lo quiere”. No obstante, los niños deberían poder permanecer completamente tumbados hasta que empiecen a sostener la espalda, es decir, hasta cerca de los seis meses. Diversos estudios realizados en población infantil entre 2015 y 2016 por Thomas Wirth –profesor de Ortopedia Neonatal del Hospital de Stoccarda, Alemania – pusieron de manifiesto que muchos modelos de cochecitos comercializados son demasiado estrechos, y obligan a los papás a abandonarlos incluso alrededor de los tres meses.6

Los niños deberían poder permanecer completamente tumbados hasta que empiecen a sostener la espalda, es decir, hasta cerca de los seis meses.

Así pues, es importante que los papás no renuncien al cochecito, cuyo uso apropiado puede facilitar el desarrollo neuroconductual del bebé, y que, a la hora de elegirlo, tengan en cuenta las siguientes características irrenunciables:

  • DIMENSIONES INTERNAS: el capazo del cochecito debería tener una anchura no inferior a 35 cm y una longitud no inferior a 75 cm, para permitir un tiempo de uso lo más prolongado posible, favoreciendo así la relajación muscular del recién nacido y la posición de “ranita”.
  • ESTRUCTURA: es preferible una estructura rígida, ya que ofrece una mayor protección contra los golpes accidentales y asegura un mayor aislamiento térmico.
  • VENTILACIÓN: el capazo debe disponer de un sistema de ventilación, preferiblemente regulable, para permitir la circulación del aire en el interior del habitáculo y mantener el ambiente aireado y seco.
  • COLCHÓN: debe ser compacto y transpirable. La fibra natural de bambú está especialmente indicada, puesto que contribuye al mantenimiento de la temperatura adecuada, es antialérgica y fácilmente lavable.
  • RESPALDO: algunos capazos están provistos de un pequeño respaldo regulable. Esto puede ser útil cuando el bebé empieza a demostrar curiosidad por mirar afuera, y también le puede ayudar en caso de reflujo gastroesofágico.
  • CAPOTA PARASOL: es importante que la capota pueda bajarse, de manera que el bebé quede protegido de los rayos cuando el sol baja por detrás de la espalda de la persona que empuja el cochecito.
  • INTERIORES FÁCILMENTE DESENFUNDABLES Y LAVABLES: los interiores del capazo deben mantenerse siempre limpios e higiénicos. Poder retirar y lavar los revestimientos de forma fácil es una gran ventaja.

En el caso de la silla de paseo, es importante comprobar los siguientes aspectos:

  • ASIENTO REVERSIBLE: sin lugar a dudas, son preferibles las sillas de paseo con asiento reversible, es decir, orientables hacia la calle o hacia el adulto que la lleva. Al principio, el hecho de dirigir al niño hacia la mamá o el papá durante los paseos le ayuda a acostumbrase a una separación gradual.
  • RESPALDO RECLINABLE: el respaldo debería ser reclinable en varias posiciones, llegando incluso a la posición horizontal, llamada posición del sueño. Incluso a los bebés más mayorcitos les gusta mucho echarse una siesta tumba-dos cuando sienten la necesidad. Asimismo, son preferibles las sillas que permiten reclinar el respaldo y el reposapiés independientemente del asiento. Los asientos tipo “hamaca” no permiten una correcta circulación de la sangre en las piernas, ya que estas permanecen elevadas. Por último, cuando está totalmente subido, el respaldo no debe tener una inclinación inferior a 100º ni superior a 110º, de manera que quede asegurada una posición cómoda cuando el niño vaya sentado.
  • DIMENSIONES DEL ASIENTO: para el respaldo, se recomienda una altura de al menos 48 cm, y una anchura de al menos 32 cm, como para el asiento, que debe tener una profundidad de al menos 20 cm. Además, el asiento debería estar ligeramente reclinado hacia atrás, para evitar que el niño se deslice hacia delante.
  • REVESTIMIENTOS EXTERIORES: es fundamental que los tejidos cuenten con una protección contra la radiación UV, con un factor de protección elevado, y que la capota sea amplia, capaz de proteger bien al bebé del sol en cualquier posición del respaldo. La piel de los bebés es muy delicada, y la exposición al sol, aunque sea indirecta, siempre debe reducirse.
  • ACOLCHADO: es importante que el respaldo y el asiento estén adecuadamente acolchados, para ofrecer al bebé un apoyo confortable.

Por último, por lo que respecta a la silla de auto, la utilización del portabebés está altamente recomendada para el recién nacido, porque garantiza las condiciones óptimas de postura y seguridad, y ayuda a los padres en los desplazamientos. Sus características técnicas y las dimensiones (entre las cuales, se encuentra el nivel de inclinación del asiento) están, en general, detalladas por las normativas de seguridad. No todas las sillas de seguridad se adaptan a todos los automóviles. Por la forma y la disposición de los asientos del vehículo, algunos modelos se adaptan mejor que otros. Por ello, es fundamental comprobar siempre la compatibilidad y la ergonomía de la silla con respecto al propio vehículo. Otra recomendación importante es la de no utilizar el portabebés como medio de transporte sustitutivo del cochecito fuera del automóvil, si no es durante intervalos de tiempo breves. Como hemos visto, el tronco y el cuello del bebé todavía no son capaces de sostener adecuadamente el peso de la cabeza. En el mercado, existen sillas de auto plegables, que permiten una postura más confortable, aunque hay que recordar que la principal función de una silla de auto no es la de transportar al niño, sino la de protegerlo en caso de accidente.

Las características funcionales generales

Una vez valorados los aspectos ergonómicos relacionados con el bebé, es oportuno concentrarse en las características técnicas y funcionales que mejor se adaptan a nuestro estilo de vida, nuestra casa y nuestro automóvil. He aquí algunas sugerencias prácticas:

  • CIERRE Y APERTURA: comprobar que el chasis se cierra fácilmente, a ser posible, con una sola mano. Por cuestiones prácticas e higiénicas, son preferibles los modelos que permanecen de pie cuando están cerrados, sin que el manillar toque el suelo.
  • DIMENSIONES: comprobar que la silla de paseo pasa por la puerta del ascensor y también que entra en el maletero de nuestro automóvil.
  • PESO: si se deben utilizar medios de transporte públicos o levantar la silla con frecuencia, es preferible elegir un modelo ligero.
  • TERRENOS: si se suele pasear a menudo por superficies irregulares o por caminos de campo o montaña, son preferibles los modelos provistos de ruedas grandes.
  • SUSPENSIÓN: los modelos provistos de suspensión, tanto delantera como trasera, amortiguan los golpes transmitidos por las irregularidades del terreno y hacen el transporte más confortable para el niño y para el adulto.
  • ALTURA DE LOS PADRES: si hay mucha diferencia de estatura entre el papá y la mamá, es aconsejable adquirir un chasis con manillar de altura regulable.
  • CESTA: es necesario asegurarse de que la cesta portaobjetos tenga una gran capacidad.
  • PORTABEBIDAS: algunas sillas de paseo cuentan con un portabiberones que permite tener a mano el biberón del bebé o una botellita de agua.
  • LAVABILIDAD: asegurarse de que los revestimientos textiles sean desenfundables y lavables.

Capitolo 7 – Cuánto puede durar un viaje en silla de auto

Estudios recientes de la Universidad de Bristol (Reino Unido), publicados en Archives of Disease in Childhood – Fetal and Neonatal Edition, (4) demuestran que permanecer en la silla durante más de 30 minutos consecutivos puede comportar diversas consecuencias. Los investigadores han examinado algunos parámetros (oxigenación de la sangre y frecuencia cardíaca) en 40 bebés de entre un día y dos meses de vida.

Para realizar el estudio, se simularon en el laboratorio los efectos de una siesta en la silla de auto, y se detectó que, al cabo de treinta minutos, la cantidad de oxígeno en la sangre de los niños disminuía de forma significativa, mientras que la frecuencia cardíaca aumentaba. Son problemas respiratorios – de los que deriva la reducción de la oxigenación sanguínea y el aumento del ritmo cardíaco – que pueden acentuarse por el hecho de que los músculos del cuello en niños tan pequeños no son capaces de sostener la cabeza de forma apropiada.

Por consiguiente, cuando se emprende un trayecto en automóvil con un bebé, es absolutamente necesario realizar pausas. En general, los trayectos largos en coche no gustan a los niños, ni siquiera después de los primeros meses, de modo que requieren una cierta preparación. Si la familia se va de vacaciones y está previsto que el trayecto lleve varias horas, es necesario programar algunas paradas para dar de beber y comer al pequeño, así como para permitirle dar unos pasos o llevarle a tomar el aire fuera del vehículo. El automóvil siempre debe estar bien ventilado, con una temperatura confortable. Está absolutamente desaconsejado, e incluso está previsto prohibirlo por ley en breve, fumar en un coche en el que viajan niños. Asimismo, para prevenir molestias y crisis de mareo, es mejor evitar el uso de ambientadores de aromas muy intensos.

Consejos prácticos para viajar seguros

  • En primer lugar, debemos recordar que las reglas de la conducción segura (velocidad, distancia de seguridad y eficacia de los frenos) también se aplican cuando viajamos con niños. La seguridad del niño depende, antes que nada, de un comportamiento responsable durante la conducción.
  • Antes de salir de viaje, hay que asegurarse de que la silla de auto está correctamente anclada y que los cinturones de seguridad están bien tensados.
  • No ceder nunca a los caprichos. Algunas veces, los niños se muestran reacios a utilizar la silla de auto.
  • Quitar el abrigo al bebé para evitar obstaculizar el correcto funcionamiento de los cinturones de seguridad.
  • No girarse para controlar al bebé mientras se conduce. Detenerse, si es necesario.
  • No mirar el móvil.
  • Asegurarse de que el habitáculo esté libre de objetos que puedan salir proyectados en caso de colisión.

Capìtulo 6 – La silla de auto adecuada (por sí sola) no es suficiente

Seleccionar el sistema de retención infantil más adecuado en función del peso o la altura del niño solo es el principio. También en los trayectos más cortos, el niño siempre debe ir bien sujeto en su silla de auto, con los cinturones perfectamente abrochados. Nunca se le debe coger en brazos ni sentarle en la silla sin los cinturones de seguridad abrochados. En caso de accidente, un niño que no está bien sujeto a la silla sale disparado con una fuerza de choque muchas veces superior a su peso. Únicamente los cinturones de la silla de auto pueden contenerle. En cambio, es imposible sujetarle con los brazos: en caso de un impacto a 56 km/h, ¡un niño de 15 kilos produce una fuerza de choque equivalente a 225 kilos!

Asimismo, la silla debe instalarse correctamente en el asiento del vehículo. Los datos demuestran que la mayoría de los accidentes de tráfico son colisiones frontales. En caso de retención o embotellamiento, los accidentes tienden a ser menos graves, puesto que los vehículos proceden de la misma dirección, y no de direcciones opuestas. Por ello, es altamente aconsejable instalar la silla de auto en los asientos traseros, y mejor aún en el asiento central, lo más alejado posible del impacto. Sin embargo, no todos los asientos centrales de los automóviles tienen las características necesarias para la instalación. En este caso, es aconsejable utilizar el asiento trasero derecho (del lado del pasajero). Normalmente, cuando se aparca, la acera se encuentra en el lado derecho, lo que hace quela operación de colocar al pequeño en la silla resulte más ágil y segura. Si no es posible colocar la silla en los asientos traseros, se puede instalar en el asiento delantero. La ley dice que, si la silla está instalada en sentido contrario a la marcha, el airbag frontal del vehículo debe ser desactivado, para evitar que su activación provoque daños al niño. Si la silla se encuentra en el sentido de la marcha, no será necesario desactivar el airbag, pero se deberá echar el asiento para atrás todo lo que se pueda. Los capazos de los cochecitos homologados para el transporte en automóvil, con su correspondiente kit, deben instalarse longitudinalmente en los asientos traseros del vehículo y fijarse a los cinturones con los enganches situados en el lateral, con la cabeza del bebé alejada de las puertas. Están especialmente indicados para viajes de medio y largo trayecto (más de una hora), puesto que permiten al pequeño permanecer en posición tumbada, favoreciendo la correcta respiración del bebé.

Las sillas de auto para bebés deben instalarse obligatoriamente siempre en sentido contrario a la marcha, dado que es la posición más segura.

Las sillas de auto para bebés deben instalarse obligatoriamente siempre en sentido contrario a la marcha, dado que es la posición más segura. Los huesos y los músculos del cuello todavía no están suficientemente desarrollados para aguantar la cabeza: si el niño viajase en el sentido de la marcha, la cabeza no quedaría adecuadamente apoyada en caso de impacto frontal, y sería impulsada hacia delante, forzando el cuello excesivamente, con el consiguiente riesgo de lesiones graves. En cambio, viajando a contramarcha, la cabeza queda mejor sostenida, y la fuerza del impacto quedaría distribuida sobre una superficie más amplia. Recientes estudios han demostrado que viajar a contramarcha también es recomendable para los niños más mayorcitos. Desde el punto de vista de la normativa, si la silla de auto cuenta con la homologación ECE R44/04, debe instalarse en sentido contrario a la marcha hasta los 9 kilos del niño. Si la silla tiene la homologación i-Size, debe instalarse en sentido contrario a la marcha hasta los quince meses del niño.

Los niños deben viajar bien asegurados en una silla de auto, aunque el destino se encuentre a la vuelta de la esquina. La mayoría de los accidentes de tráfico en los que están involucrados niños se produce en los tres primeros kilómetros, puesto que las distracciones y los imprevistos en las vías urbanas son notablemente superiores a los de cualquier otro tramo de carretera.

Capìtulo 5 – Viajar con el niño

Cuando se recibe el alta del hospital después del parto, la familia debe disponer de una silla de auto adecuada para los primeros meses, ya sea el portabebés o un capazo homologado para el transporte en automóvil. No se puede hacer ninguna excepción. El pequeño debe viajar siempre seguro desde su primer viaje. La DGT, Dirección General de Tráfico, lo dice claramente: “para los pequeños de la casa, de hasta 135 centímetros de altura, es obligatorio viajar siempre con un sistema de retención infantil adaptado a su peso y talla. Como normal general, deben ir siempre en los asientos traseros. En caso de accidente, el menor que no va con su SRI correctamente instalado y abrochado puede sufrir lesiones muy graves y, además, se convierte en un proyectil que puede golpear a los demás ocupantes del vehículo”.

La no utilización de un sistema de retención infantil homologado comporta una sanción administrativa de 200 euros, más la retiradade cuatro puntos del carné de conducir. Estas medidas son necesarias para evitar imprudencias y conseguir que el máximo número de padres utilicen estos dispositivos, incluso en los trayectos cortos. Los datos del Observatorio Nacional de Seguridad Vial de la DGT hablan claro: en 2018, 25 niños menores de 14 años fallecieron en accidente de tráfico en España, mientras que 331 fueron hospitalizados y 6.350 sufrieron algún tipo de afectación, aunque no fueron hospitalizados. De acuerdo con los datos de la DGT, la mayor tasa de menores fallecidos en accidente de tráfico se registra entre los 0 y los 4 años (cinco niños por millón de habitantes). Se trata de cifras muy relevantes, sobre todo, porque, en parte, son la consecuencia de infortunios que podrían haberse evitado: la simple utilización de un sistema de retención infantil reduce el riesgo de muerte en unas siete veces. En este sentido, también son impresionantes los datos europeos recabados por el reciente informe titulado Youth and Road Safety in Europe, que demuestra que los accidentes de tráfico representan la primera causa de muerte en niños de entre cinco y catorce años.

La normativa europea ECE R44/04

Regula los dispositivos de retención para niños definiendo sus criterios de homologación, clasificándolos en función del peso del niño y haciendo hincapié en la modalidad de instalación y utilización. La normativa divide las sillas de auto en cinco grupos distintos:

  1. GRUPO 0: para niños de peso inferior a 10 kilos.
  2. GRUPO 0+: para niños de peso inferior a 13 kilos.
  3. GRUPO 1: para niños de 9 a 18 kilos.
  4. GRUPO 2: para niños de 15 a 25 kilos.
  5. GRUPO 3: para niños de 22 a 36 kilos.

Dentro del Grupo 0, se incluyen los capazos homologados para el automóvil. Son los capazos de los cochecitos que forman parte de los sistemas modulares y se fijan al asiento del vehículo mediante un kit de seguridad, integrado en el capazo o vendido por separado.

El Grupo 0+ corresponde al dispositivo que se conoce popularmente como “huevito”, el portabebés que también suele formar parte de los sistemas modulares y que ofrece la posibilidad de acoplarse al chasis del cochecito.

En el mercado, se pueden encontrar sillas de auto que pertenecen a un único grupo, o bien modelos mixtos, que abarcan dos o incluso tres grupos al mismo tiempo.

Por ejemplo, están muy extendidas las sillas de auto del Grupo 1/2/3, homologadas para niños de 9 a 36 kilos, que se adaptan al crecimiento del niño.

La normativa europea ECE R129 (i-Size)

Introducida gradualmente a partir de 2014, con el fin de elevar el umbral de seguridad de los sistemas de retención infantil previstos por la normativa ECE R44, está conviviendo con la normativa anterior sin sustituirla, por el momento. Las principales novedades introducidas por la normativa ECE R/129 son:

  1. Clasificación en función de la altura del niño: los fabricantes de las sillas de auto especifican para qué intervalo de altura del niño está homologada la silla.
  2. Las sillas de auto i-Size homologadas para niños de hasta 105 cm de altura deben ser instaladas exclusivamente con el sistema Isofix. Es un sistema internacional de anclaje gracias al cual la silla se acopla directamente al asiento del vehículo, mediante dos anclajes rígidos específicos colocados en la silla o en su base, sin utilizar los cinturones de seguridad del vehículo. Además de permitir una instalación más fácil y rápida con respecto a los cinturones del automóvil, reduce la posibilidad de una instalación incorrecta, y crea una unión más sólida y estable entre el asiento del vehículo y el sistema de retención. Este sistema incluye un tercer punto de anclaje para evitar la rotación hacia delante de la silla en caso de impacto: el dispositivo de estabilización Top Tether o la pata de apoyo. El sistema Isofix, introducido en 2004, empezó a ser obligatorio en todos los vehículos fabricados a partir de 2006. Atención, no obstante: las sillas de auto con sistema Isofix son “semiuniversales”, es decir, solo son compatibles con las marcas y los modelos de automóvil indicados por el fabricante de la silla. Así, antes de efectuar la compra, es recomendable comprobar la lista de compatibilidad que suelen indicar los fabricantes en sus páginas web oficiales. Para las sillas homologadas según el Reglamento ECE R129 (i-Size), en cambio, es suficiente con comprobar que nuestro vehículo exhibe esta etiqueta, ( ) de manera que la compatibilidad queda garantizada desde el origen.
  3. Presencia de protecciones laterales para mejorar el nivel de seguridad de las sillas de auto, según los criterios de homologación definidos por la normativa ECE R44/04. Por lo que respecta a la ECE R44/04, para ser homologadas, las sillas de auto solo deben superar los crash test frontales y traseros, mientras que la nueva normativa R129 también ha incluido como criterio de homologación la superación de los impactos laterales, para una mayor protección de la cabeza y el cuello del niño.

Capitolo 4 – Viajar en avión con el bebé

Una de las preguntas más frecuentes de los papás es si existe una edad mínima para viajar en avión con un bebé.

De acuerdo con el protocolo establecido por AENA (Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea), el recién nacido puede volar a los siete días del nacimiento en el caso de los vuelos cortos, y a los 21 días en los vuelos de larga distancia. (3) Sin embargo, cada compañía aérea puede aplicar restricciones específicas, como solicitar un certificado médico de idoneidad para viajar en avión si el bebé tiene menos de siete días.

Los bebés no disponen de asiento en el avión. Generalmente, los papás se sientan en la primera fila de asientos, donde hay más espacio para moverse con tranquilidad. No obstante, durante el despegue y el aterrizaje, es necesario coger en brazos al bebé y abrocharle al cinturón del adulto, con una prolongación especial. Como alternativa, pagando una plaza extra, se puede utilizar una silla de auto e instalarla en el asiento del avión, como si se tratase de un coche. En este caso, la silla de auto debe ser compatible con las especificidades técnicas del avión, por lo que los papás deberán informarse antes de viajar.

Un vuelo en avión con un bebé puede ser especialmente estresante. Siguiendo algunos consejos prácticos, se puede afrontar de forma más tranquila:

  • En primer lugar, no salir de viaje si el niño no se encuentra bien. Por ejemplo, un fuerte resfriado podría resultar muy desagradable.
  • Mantener la calma, evitando ponerse nervioso a la primera dificultad, intentando contemplar tiempos más largos, adecuados a las necesidades del pequeño.
  • Presentarse en el aeropuerto con antelación, reservando, si es preciso, una sala de lactantes en la que esperar la salida del vuelo en un ambiente equipado y relajado.
  • Preparar el equipaje de manera inteligente y concienzuda, para no perder tiempo en los controles de seguridad, comprobando siempre que los líquidos estén colocados correctamente y no haya ningún artículo prohibido.
  • Si es posible, hacer coincidir la toma al pecho con el momento del despegue y el aterrizaje. Durante el despegue y el aterrizaje, como consecuencia del cambio repentino de presión, los oídos se pueden tapar a causa del cierre momentáneo de las trompas de Eustaquio. Esto puede ser realmente muy molesto, e incluso doloroso, y el bebé no puede hacer nada autónomamente para devolver el equilibrio de la presión en el interior del oído. Por lo tanto, la mamá y el papá deberán ayudarle con una toma de pecho o biberón. Si el niño se muestra inquieto y no quiere comer, se le puede ofrecer el chupete. Lo importante es favorecer el acto de la succión y la deglución en la fase de aterrizaje y de despegue.
  • Llevar unos juguetes para distraer al niño durante el vuelo.
  • Para agilizar los desplazamientos, es conveniente disponer de una silla de paseo compacta. Existen algunos modelos que se pueden embarcar como equipaje de mano. Sin embargo, cuando se viaja con un niño, se deben llevar muchas cosas. Lo mejor es facturar la sillita para disponer de más espacio para lo necesario (bolso, ropa de recambio, juguetes, etc.).

Capìtulo 3 – ¿Playa, montaña o campo?

En cuanto al destino de vacaciones, una excursión o una estancia en la montaña, el campo o la playa benefician al niño, por la posibilidad de disfrutar del aire puro y del contacto con la naturaleza. Numerosos estudios científicos han demostrado que las vacaciones en la montaña son beneficiosas para la salud de los niños y previenen muchas enfermedades. Subir a una cota alta comporta una mayor oxigenación y la consiguiente mayor producción de hemoglobina, sustancia a través de la cual los glóbulos rojos de la sangre transportan oxígeno a los pulmones. Asimismo, el aire de montaña resulta ser ventajoso para las patologías de las vías respiratorias.

 

Al aire libre, siempre hay que tener presente que no se debe exponer la piel del bebé a los rayos directos del sol, aun estando en la montaña y en invierno, y se deben aplicar productos solares de alta protección.

Un niño que goza de buena salud puede afrontar un viaje a la montaña desde los primeros días de vida. Sin embargo, hasta el año, sería mejor no ascender más de mil metros: una sensible variación de la presión puede provocar no pocas molestias al pequeño. Lo que hay que evitar a toda costa es el cambio repentino de presión. Por lo tanto, siempre se aconseja un paseo progresivo, tomándose todo el tiempo necesario para llegar a la meta de forma suave. Un cambio de presión brusco puede desencadenar una otitis barotraumática, un dolor agudo causado por una repentina y significativa presión negativa en el sistema neumático del hueso temporal, que determina la dislocación y el estiramiento de la membrana timpánica. En estos casos, es aconsejable regresar al valle lentamente y plantearse el ascenso en otro momento. A partir del año, se puede ascender más, incluso hasta cotas de 2.500 metros, siempre en condiciones de buena salud física, controlando las reacciones del niño y evitando el ascenso demasiado rápido. Estando al aire libre, siempre hay que tener presente que no se debe exponer la piel del niño a los rayos directos del sol, incluso en la montaña y en inverno, y que hay que defenderla con productos solares de alta protección.

En verano, sí al baño en el mar, incluso para los más pequeñitos, siempre que el agua esté limpia y no excesivamente fría, procurando aclarar la piel con una ducha de agua dulce al término del baño. Si el bebé tiene menos de tres meses y no estamos seguros de que el agua esté completamente limpia, es mejor poner una pequeña piscina hinchable debajo de la sombrilla y llenarla de agua dulce. El agua del mar no está esterilizada y el pequeño podría entrar en contacto con bacterias, y contraer una infección cutánea. Ante la duda, mejor esperar. También a partir de los tres meses, hay que tener cuidado con la temperatura del agua, puesto que los niños son más sensibles al frío que los adultos. Por consiguiente, es importante observar al pequeño para saber si la experiencia del baño le resulta agradable o no. Por último, hay que aclararle siempre la piel con agua dulce, también en el caso de los más mayorcitos. Cuando los niños son pequeños, hay que evitar permanecer en la playa en las horas de más calor, y dar preferencia a las primeras horas de la mañana y las de la segunda mitad de la tarde. Asimismo, siempre se le debe aplicar en la piel un producto solar que garantice una protección elevada antes de ir a la playa, y volver a aplicarla después del baño, aunque el pequeño juegue debajo de la sombrilla.

Capìtulo 2 – Los beneficios de estar al aire libre

Si explorar es bueno para los niños, explorar el ambiente al aire libre es doblemente beneficioso, puesto que la exposición a la luz del sol favorece la síntesis de la vitamina D, (1) importantísima para el crecimiento y la fortificación de los huesos, y sincroniza su horario interno con el ciclo del día y la noche, además de favorecer el buen humor e invitar al juego y al movimiento. Asimismo, cuanto más tiempo se transcurre al aire libre, más bajo es el riesgo de contraer infecciones respiratorias, que tienden a circular en los lugares cerrados y masificados.

¿Al cabo de cuántos días puede salir de casa el recién nacido? Si está bien, no hay ninguna contraindicación para salir al aire libre desde los primeros días de vida. Es más, podría incluso ser más arriesgado estar siempre en casa, quizás, con una temperatura ambiente demasiado alta o un aire demasiado seco. Si, hace unos treinta años, los especialistas consideraban que había que esperar unos veinte días antes de salir con el bebé, empezando con un paseo de treinta minutos y aumentando quince minutos al día, en la actualidad, no existen prescripciones específicas, más que las reglas dictadas por el sentido común.

Siempre y cuando se evite salir en condiciones extremas, conviene acostumbrar al niño a salir de casa desde el principio, y a estar en contacto con el aire libre y la luz a diario, de manera que se le garantice un crecimiento sano y las numerosas ventajas que comporta, tanto en términos de relajación como de estímulos.

Con la ropita adecuada, se puede salir incluso con temperaturas severas. Por sí solo, el frío no nos hace enfermar, y lo mismo ocurre con la lluvia, que, además, combate la presencia de contaminantes en la atmósfera. Cuando hace mucho calor, es preciso evitar las horas centrales del día, elegir recorridos sombreados para los paseos y proteger la delicada piel del bebé de los rayos directos del sol con prendas ligeras de colores claros, crema solar y un sombrerito con visera, procurando controlar que el aire circule libremente a su alrededor, así como que el cochecito o la sillita no se sobrecalienten.

Siempre y cuando se evite salir en condiciones extremas, conviene acostumbrar al niño a salir de casa desde el principio, y a estar en contacto con el aire libre y la luz a diario, de manera que se le garantice un crecimiento sano y las numerosas ventajas que comporta, tanto en términos de relajación como de estímulos.

Sabiendo que no existen contraindicaciones que impidan a los papás llevar a un recién nacido de pocos días al aire libre, y que el riesgo de enfermar no depende estrictamente del clima exterior, ofrecemos algunas recomendaciones para un paseo agradable y saludable:

  • Elegir un cochecito confortable, ideal para favorecer el sueño del bebé y garantizarle la postura correcta.
  • Dar preferencia a los paseos lejos del tráfico y de la contaminación. La literatura científica es clara: los niños son más vulnerables que los adultos a la contaminación atmosférica debido a sus características físicas.2 Por ejemplo, tienen una actividad metabólica y unas tasas respiratorias más elevadas, sus tejidos y órganos tienen una elevada actividad de replicación celular y sus tejidos, órganos y sistemas (metabólico, inmunitario, nervioso y reproductivo) aún son inmaduros. La altura también cuenta: un estudio de Global Action Plan llevado a cabo en cuatro ciudades del Reino Unido (Londres, Manchester, Leeds y Glasgow) ha demostrado que su baja estatura expone a los niños a un 30% más de contaminantes, debido a la proximidad con los tubos de escape de los vehículos y con el polvo fino, que tiende a descender. La exposición al polvo fino en la edad infantil, además de tener consecuencias inmediatas para la salud del niño, le condiciona durante el crecimiento, hasta la edad adulta y más allá. No obstante, la solución no es mantener al niño en casa. Con toda seguridad, el sentido común nos dice que es mejor mantener en casa al recién nacido en los días de más contaminación, pero, como hemos visto, estar al aire libre es muy beneficioso para su salud. Lo ideal es pasear por el parque o por una zona verde, puesto que esto puede reducir en dos veces y media la exposición a los agentes contaminantes, además de evitar salir en las horas punta, cuando el tráfico es más intenso. Asimismo, cuando se elige el recorrido del paseo, se deben evitar las calles estrechas, donde la circulación del aire es más reducida.
  • Evitar pasear o detenerse en lugares muy masificados (como los centros comerciales), puesto que la probabilidad de entrar en contacto con virus y bacterias es mayor.
  • Evitar los cambios de temperatura. En invierno, es necesario asegurarse de que el bebé está bien abrigado y aligerarle de ropa cuando se entra en un lugar climatizado. Lo ideal es vestirle por capas, como una “cebolla”, de la más ligera a la más pesada, de manera que se le puedan quitar o poner prendas en función de las necesidades. Para saber si la temperatura corporal es correcta, basta con poner el dedo detrás del cuello del bebé; tiene que estar caliente, pero no sudado.
  • Llevar siempre todo lo necesario: bolsa cambiador con todo lo que se precisa para el cambio de pañal, una mantita, un chupete y, si el bebé no se alimenta al pecho, agua y un biberón de reserva.
  • Al finalizar el paseo, es preferible dejar el chasis del cochecito fuera de casa, o en un lugar apartado, para evitar traer suciedad y gérmenes al interior del hogar.
  • Ventilar el cochecito y lavar con frecuencia el revestimiento interno y la colchoneta.

Capìtulo 1 – Elegir y utilizar correctamente los productos de puericultura

Cuando la mamá y el recién nacido reciben el alta del hospital después del parto, el pequeño deberá afrontar su primer viaje. La vuelta a casa de la fa-milia es un momento de gran emoción, imaginado durante mucho tiem-po y a menudo preparado de forma cuidadosa, aunque también se puede vivir con cierta ansiedad y preocupación. La silla de auto, el cochecito o la habitación del bebé se suelen elegir con tiempo, basándose en los conse-jos de los amigos y de las tiendas de puericultura, pero, paradójicamente, sin conocer la opinión del verdadero destinatario.

La oferta de productos de puericultura es muy amplia y diversificada, y responde a los diferentes gustos y a las múltiples necesidades funcio-nales de las personas que van a cuidar al bebé. Pero ¿los papás son bien conscientes de las implicaciones que estos productos pueden tener en el correcto desarrollo físico y psicológico del niño?

Gracias a la colaboración de pediatras, técnicos y especialistas en puericultura, y sobre todo a la interacción continua con mamás, papás y bebés, la Baby Wellness Foundation ha investigado el papel que los pro-ductos de puericultura desempeñan a la hora de favorecer el bienestar y el desarrollo armónico del niño.

En las siguientes páginas, trataremos de ofrecer una serie de consejos prácticos para orientar a los papás en la elección de los productos de pue-ricultura, y acompañar a su hijo en el descubrimiento del mundo.