Cuidados y atención amorosa
Capìtulo 16 - El aire acondicionado
El uso de climatizadores permite mantener un ambiente confortable para el bebé y evita exponerle a temperaturas demasiado elevadas, que el organismo no es capaz de sobrellevar completamente, sobre todo en los primeros meses. Sus mecanismos de termorregulación no están desarrollados del todo, por lo que pueden producirse episodios de sobrecalentamiento con las altas temperaturas. Un efecto secundario de las temperaturas elevadas podría ser la deshidratación, es decir, la pérdida de líquidos del organismo, debida a los mecanismos compensatorios que el sistema de termorregulación del niño pone en marcha para mantener baja la temperatura corporal (es decir, el aumento del flujo sanguíneo en la superficie del cuerpo y la sudoración).
Todo esto deriva en un estado de malestar que el niño pequeño suele manifestar a través del llanto y con inquietud. Tanto los sistemas centralizados de acondicionamiento del aire como los aparatos instalados en una sola estancia refrescan y deshumidifican el aire del ambiente interior, absorbiendo el calor y cediéndolo, después, al aire exterior. Asimismo, los filtros de los aires acondicionados permiten reducir la exposición a los agentes alergénicos y los pólenes. No obstante, hay que procurar no exagerar: la finalidad de la climatización es reducir el calor y la humedad, no crear frío. Por lo tanto, debe evitarse la exposición directa del niño al chorro de aire frío producido por el aparato. También es fundamental asegurarse de que los filtros de los aparatos se limpian con regularidad y se les realiza un mantenimiento adecuado, puesto que, como ya hemos visto, pueden actuar de incubadoras de peligrosos cúmulos bacterianos.
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