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El mejor alimento desde el principio

"El niño alimentado con leche de vaca tiende a crecer más rápidamente"

Apéndice: Los sustitutos de la leche materna

CATEGORÍA: El mejor alimento desde el principio
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Raramente se dan situaciones en las que la lactancia al pecho resulte imposible a causa de problemas de salud de la mujer o del bebé, mientras que sí pueden existir otros motivos, los más dispares, por los que la mamá decida no dar el pecho al niño. Como hemos visto, en estos casos, los especialistas desaconsejan la leche de vaca como sustitutivo de la leche humana, al menos durante el primer año del bebé. En cambio, está recomendado recurrir a la leche de fórmula, un preparado industrial obtenido, principalmente, a partir de leche de vaca modificada, para asemejarse todo lo posible a la leche humana.

Qué contienen

Actualmente, no es posible replicar la leche materna por completo, porque, además de grasas, carbohidratos, proteínas, vitaminas y sales minerales, contiene numerosas moléculas bioactivas y bacterias beneficiosas, cuya función todavía no se conoce totalmente. Además, su composición cambia día tras día, incluso durante el mismo día, adaptándose a las necesidades del niño. Sin embargo, es posible acercarse bastante a su perfil nutricional.

Actualmente, no es posible replicar la leche materna por completo. Sin embargo, es posible acercarse bastante a su perfil nutricional.

La leche de vaca utilizada como base de la fórmula infantil es demasiado energética y rica en proteínas para la alimentación del bebé, de manera que se descrema y se diluye, añadiendo grasas poliinsaturadas de origen vegetal, así como hierro y otras sales minerales. En el mercado, también se encuentran fórmulas obtenidas modificando la bebida de soja o de arroz para niños que manifiestan alergia a las proteínas de la leche de vaca, así como fórmulas con proteínas hidrolizadas, es decir, fragmentadas a nivel molecular para garantizar una mayor digestibilidad. Por último, desde hace unos años, se pueden encontrar en el mercado leches de fórmula completadas con probióticos, cepas específicas de bacterias beneficiosas para la composición de la flora intestinal del pequeño, así como prebióticos, carbohidratos cuya función es nutrir a la flora intestinal y que no son asimilados por el intestino.

Las reglas de la OMS

Existen tres categorías de leches de fórmula ideadas para tres etapas diferentes del crecimiento del niño: leche 1, de inicio, o fórmula para lactantes, de 0 a seis meses; leche 2 o leche de continuación, desde los seis meses hasta el año; y leche 3 o de crecimiento, desde el año hasta los tres años. La composición de la fórmula para lactantes y de la fórmula de continuación está minuciosamente regulada por las indicaciones de la OMS, redactadas y publicadas por primera vez en 1981, y actualizadas recientemente por el Comité para la Nutrición de la European Society for Pediatric Gastroenterology, Hepatology and Nutrition (ESPGHAN), con el beneplácito de la propia OMS. (21)

Para cada principio nutritivo presente en la composición de la fórmula, se especifican el umbral de concentración mínimo y máximo, equivalentes a los de la leche humana. En cambio, la cantidad de hierro es mayor que en la leche materna.

La ESPGHAN también ha publicado en nombre de la OMS las líneas maestras de la introducción de probióticos y prebióticos en las fórmulas para lactantes y en las de continuación.22 La adición de estos microorganismos determina un aumento de la presencia de bifidobacterias y lactobacilos en la flora intestinal de los bebés alimentados con biberón. Las heces resultan más blandas, las deposiciones, más frecuentes, y se reduce el riesgo de estreñimiento y diarrea.

Al contrario que las primeras dos fórmulas, la composición de la fórmula de crecimiento, es decir, la leche de la etapa 3, no está reglamentada, y varía mucho según el fabricante.

En general, las fórmulas de crecimiento que se comercializan23 tienden a tener un alto contenido energético y una concentración de proteínas elevada, similares a las de la leche de vaca. A menudo, contienen azúcares y aromatizantes añadidos, y casi todas están enriquecidas con hierro, vitamina D y ácidos grasos omega 3. En la franja de edad a la que van dirigidas, de uno a tres años, los niños ya comen un poco de todo y, desde el punto de vista nutricional, la leche materna o la fórmula ya no son el componente principal de su dieta, sino un ingrediente como cualquier otro. Según los especialistas de la ESPGHAN, a partir del año, las madres que dejan de dar el pecho pueden ofrecer a sus hijos tanto leche de vaca como fórmula de crecimiento, o incluso seguir con la leche de continuación que han utilizado entre los seis meses y el año.

Cómo crecen los niños con la fórmula

Una de las razones por las que la leche de vaca no es adecuada para sustituir a la leche humana en el primer año de vida es su excesivo contenido en energía, grasas y proteínas. El niño alimentado con leche de vaca tiende a crecer más rápidamente y corre un mayor riesgo de sobrepeso y obesidad. Por ello, la OMS y la ESPGHAN han fijado tan escrupulosamente el contenido energético de las fórmulas destinadas a sustituir la leche materna en el primer año.

No obstante, los especialistas han notado que, a pesar de este estricto control, los bebés alimentados con biberón todavía conservan la tendencia a aumentar más rápido de peso que los alimentados con leche materna, sobre todo en las primeras semanas de vida.24 La pérdida fisiológica que afecta a todos los niños poco después de nacer es menos pronunciada en los recién nacidos alimentados con fórmula: pierden menos peso y lo recuperan más rápidamente. Al contrario de lo que podría parecer, esto no es una ventaja, puesto que puede contribuir de manera significativa a su futura predisposición al sobrepeso. La razón de este fenómeno reside en el hecho de que la fórmula para lactantes tiene un contenido energético similar al de la leche materna después de la subida láctea, pero es netamente superior al del calostro, que es el único alimento para los recién nacidos alimentados al pecho en los primeros días de vida. Asimismo, el calostro se produce en pequeñas cantidades. En consecuencia, el bebé alimentado con biberón dispone de más alimento desde que nace, teniendo en cuenta, además, que succionar de la tetina del biberón cuesta menos que succionar del pezón materno.

Para reducir el riesgo de sobrepeso en los niños alimentados con sustitutos de la leche materna, los especialistas coinciden en señalar la importancia de la alimentación a demanda, exactamente igual que se produce con la lactancia materna, prestando una gran atención a sus señales de hambre y saciedad, y no insistiendo para que se termine el biberón si, después de tomar una buena cantidad, lo rechaza repetidamente.

La preparación del biberón

La leche de fórmula se comercializa en forma líquida, lista para calentar y servir al niño, o bien en polvo, que se reconstituye añadiendo agua. El biberón debe prepararse y conservarse con cuidado, para evitar contaminaciones externas y el riesgo de proliferación de bacterias. Sobre este aspecto, la Asociación Española de Pediatría (AEPED), siguiendo las recomendaciones de la American Academics of Pediatrics (AAP), propone las siguientes recomendaciones.(25).

En primer lugar, antes del primer uso, se recomienda esterilizar todo lo necesario para la preparación de la fórmula: recipientes, biberón, tetina y cuchara medidora, para asegurarse de que están libres de microorganismos que puedan afectar a la salud del bebé. No obstante, después, será suficiente con lavarlos bien con agua caliente y jabón, utilizar una escobilla para eliminar los posibles restos de leche de la toma anterior, aclarar bien para que no quede jabón, y dejar secar al aire y no con un trapo. La persona que prepara la leche debe tener las manos bien limpias, y también debe limpiar y desinfectar la superficie de trabajo. Solo se considera indicado hervir el biberón y demás utensilios, si el agua no ofrece garantías o cuando el pediatra, conocedor de la familia y de las condiciones higiénicas en que viven, lo indique por razones médicas.

Hace años, cuando las condiciones sanitarias de la población eran extremadamente diferentes, esterilizar los biberones y demás utensilios tenía justificación. Sin embargo, en la actualidad, estas condiciones en un país como el nuestro han cambiado y, en consecuencia, las recomendaciones también. Además, una higiene excesivamente escrupulosa, impide al niño entrar en contacto con la mayoría de microorganismos de su alrededor, lo cual es necesario para que su sistema inmunitario se “entrene” y responda de forma eficaz a futuras agresiones. En cuanto a la leche de fórmula en polvo, es aconsejable preparar los biberones en cada toma, aunque, si se necesita, pueden prepararse para 24 horas y conservarse a menos de 5 ºC en el frigorífico. Asimismo, se debe desechar la leche sobrante de cada toma. Los biberones, una vez preparados, no han de guardarse en termos o calentadores, aunque el agua sí se puede mantener caliente, para añadir el polvo justo antes de la toma.

En función de la calidad del agua del grifo, puede ser recomendable hervirla un minuto durante los primeros meses de vida. Si el agua se hierve, se debe dejar enfriar hasta que esté tibia antes de añadir el polvo. Si no se hierve, conviene calentarla ligeramente, pero comprobando la temperatura final, derramando unas gotas del biberón en el dorso de la mano o en la parte anterior de la muñeca. Para reconstituir el polvo, se procede vertiendo primero el agua templada en el biberón y añadiendo la cantidad de polvo indicada en las instrucciones del envase, con la ayuda del medidor. Después, se cierra el biberón y se agita para disolver el polvo de manera uniforme. En el caso de que el biberón ya esté preparado, para calentar la leche y ofrecérsela al niño, hay que sumergir el biberón en agua caliente, bien cerrado y sin mojar la tetina, durante no más de quince minutos. No se aconseja el uso de microondas, puesto que podría calentar el líquido de manera no uniforme, con el riesgo de que el niño se queme al comer.

21  B. Koletzko et al., Medical Position Paper. Global Standard for the Composition of Infant Formula: Recommendations of an ESPGHAN Coordinated International Expert Group, «Journal of Pediatric Gastroenterology and Nutrition», 41, 2005, pp. 584-599

22  C. Bragger et al., Position Paper. Supplementation of Infant Formula with Probiotics and/or Prebiotics: a Systematic Review and Comment by the ESPGHAN Committee on Nutri-tion, «Journal of Pediatric Gastroenterology and Nutrition», 52, 2011, pp. 238-250

23  I. Hoysak et al., Young Child Formula: A Position Paper by the ESPGHAN Committee on Nutrition, «Journal of Pediatric Gastroenterology and Nutrition», 66, 2018, pp. 177-185

24  S.N. Hester et al., Is the macronutrient intake of formula-fed infants greater than breast-fed infants in early infancy?, «Journal of Nutrition and Metabolism», 2012, n 891201

25  Asociación Española de Pediatría: https://www.aeped.es/sites/default/files/ana-les/44-5-32.pdf

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