Skip to content

El buen sueño

"¿Y si el niño no es capaz de dormirse a la hora establecida por los papás?"

Capìtulo 7 - Acompañar el sueño

CATEGORÍA: El buen sueño
INTERESADO EN: 0+
TIEMPO DE LECTURA: 3 min

Si bien el adormecimiento y las características del sueño del bebé en los primeros meses de vida están, en gran medida, regulados por mecanismos fisiológicos innatos y por la predisposición genética, la mamá y el papá, con sus cuidados, pueden ayudar al niño a madurar y a superar los pequeños obstáculos del recorrido.

Conociendo las diferencias entre la estructura del sueño del adulto y la del niño, es más fácil intervenir de manera correcta. Por ejemplo, sabiendo que, durante la larga fase REM, el pequeño puede moverse y emitir sonidos, es preciso distinguir con atención cuándo está activo, pero dormido, y cuándo está despierto, para evitar tocarle y hablarle (18). De lo contrario, se podría echar a perder el esfuerzo realizado para que se duerma, despertándole antes de tiempo. La misma recomendación es válida para los despertares nocturnos. No siempre el bebé necesita a sus papás para volver a dormirse, sino que también puede lograrlo solito, signo de maduración neurológica. Por lo tanto, conviene observarle durante unos segundos y evitar cogerle en brazos al primer signo de despertar, y esperar a que sea él o ella quien lance un reclamo a la mamá o al papá, si es que siente la necesidad.

Al crecer, el organismo se adapta a los ritmos biológicos del niño en función de los factores exógenos. Por ejemplo, el ritmo sueñovigilia cada vez se sincroniza más con la alternancia díanoche. Sin embargo, en las primeras semanas de vida, el denominado ritmo circadiano (serie de ritmos que se suceden a lo largo del día) aún está en fase de maduración. El recién nacido necesitará algún tiempo para ajustar su ritmo a los estímulos ambientales. El más potente de estos estímulos es la luz del sol. Exponer al niño de día a la luz natural y reducir la exposición nocturna a la artificial le ayuda a adaptarse más rápidamente (19).

Otra medida de probada eficacia para acompañar el sueño del bebé es establecer una rutina relajante y reconfortante, que se repita más o menos igual todas las noches. Su función es hacer entender al pequeño que el día está terminando, que está a punto de empezar un tiempo distinto, el de la noche, y que mamá y papá estarán ahí mientras duerma y le acogerán al despertar.

Un estudio estadounidense (20) ha demostrado que los beneficios de este método son evidentes a partir de las tres noches, en lo que se refiere al tiempo empleado para quedarse dormido, el número de despertares nocturnos y el estado de ánimo del pequeño y de sus papás. Masajes, caricias, un baño calentito, la lectura de un cuento o cantar una nana: no importa qué actividad se incluya en la rutina de las buenas noches, porque lo que marca la diferencia es la disponibilidad emocional del adulto, que presta atención a las señales del niño, comprende su estado de ánimo y responde con prontitud a sus demandas. Este es el método que da mejores resultados.

¿Y si el niño no es capaz de dormirse a la hora establecida por los papás? Quizás, es que es objetivamente demasiado temprano. En este caso, es mejor retrasar el momento de ir a dormir para cuando el pequeño manifieste los primeros síntomas de cansancio.21 En los días sucesivos, para ayudarle a dormirse antes, los papás pueden probar a acortar o adelantar la última siesta del día, de manera que el bebé llegue más cansado a la hora prevista para el sueño nocturno.

18  O. Atun-Einy, A. Scher, Sleep disruption and motor development: Does pulling-tostand impacts sleep-wake regulation?, «Infant Behavior and Development», 42, 2016, pp. 36-44

19  K. Thomas, R. Burr, S. Spieker, Light and maternal influence in the entrainment of activity circadian rhythm in infants 4-12 weeks of age, «Sleep and Biological Rythmes», 14, 2016, pp. 249-255

20 J. A. Mindell et al., Implementation of a Nightly Bedtime Routine: How Quickly Do Things Improve?, «Infant Behav. Dev.», 49, 2017, pp. 220-227

21 N. Juan, D. M. Teti, Emotional availability at bedtime, infant temperament, and infant sleep development from 1 to 6 months, «Sleep Medicine», 23, 2016, pp. 49-58

Lea las opiniones de...

Lea las opiniones sobre este artículo de fuentes científicas autorizadas o empresas especializadas.