Su bienestar empieza mucho antes de nacer
Capìtulo 14 - Prevenir la depresión posparto
La salud mental no es menos importante que la salud física de la futura mamá. Del 10% al 15% de las mujeres que dan a luz experimentan, en los meses sucesivos, trastornos depresivos más o menos graves, que inciden negativamente tanto en su salud como en su relación con el recién nacido, pudiendo afectar al desarrollo afectivo y cognitivo del niño.39 Se trata de la depresión posparto, que no debe confundirse con el llamado baby blues, una condición fisiológica transitoria de cansancio e inestabilidad emocional que se produce inmediatamente después del parto, y que suele superarse espontáneamente en diez o 15 días. La verdadera depresión posparto se puede manifestar incluso tres meses después del parto, persiste una media de tres a seis meses y, en el 25-30% de los casos, un año o más.
Los síntomas más característicos son: ansiedad, tristeza, abatimiento, miedo a hacer daño al bebé y preocupación injustificada por su salud, trastornos del sueño, pérdida del apetito, sentimiento de culpa e ineptitud. Es una patología multifactorial, es decir, depende de la convergencia de diferentes factores: la predisposición a sufrir trastornos depresivos, problemas de salud de la madre o el niño, los cambios hormonales del puerperio, la falta de apoyo social, problemas económicos o la mala relación con la pareja o con familiares.
Para combatir la depresión posparto es preciso actuar rápidamente en todos estos frentes. En primer lugar, la pareja y las personas cercanas a la mamá que sufre depresión deben ayudarla en el cuidado del niño y aligerar su carga de trabajo, para que tenga tiempo de descansar. Las visitas a domicilio por parte de matronas en las semanas posteriores al parto, así como la asistencia a grupos de ayuda, infunden seguridad y mitigan el estrés. De todas formas, en los casos más graves, es necesario recurrir a un especialista.
Sin embargo, la depresión posparto, como tantas enfermedades, se puede prevenir en gran parte. A menudo, las mujeres que manifiestan trastornos depresivos después del nacimiento del niño ya los sufrían durante el embarazo, aunque de manera más sutil. La ansiedad, el aislamiento social, los conflictos familiares y los problemas de salud de la madre o del futuro bebé constituyen otros precursores de la depresión posparto que deberían alertar a la mujer, a las personas que la rodean y a los profesionales sanitarios que la asisten. En presencia de estas señales de alarma, es fundamental hablar con personas cercanas, como la matrona, el ginecólogo/a, el médico de familia y, en última instancia, contactar con un servicio especializado.
39 Prevenzione e intervento precoce per il rischio di depressione post partum, Rapporto ISTISAN 16/21
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