La salud, el bien más preciado
Capìtulo 6 - Los trastornos fisiológicos del recién nacido
En los primeros meses, todos los niños experimentan alguna pequeña molestia. Nada grave, trastornos sin consecuencias que, en cualquier caso, pueden preocupar a la mamá y al papá en un primer momento. Vamos a hablar brevemente de los más comunes.
- COSTRA LÁCTEA: se define así porque afecta a los lactantes, pero no tiene nada que ver con la leche o con la alimentación de la mamá que da el pecho. Es una forma de dermatitis seborreica del bebé que suele manifestarse en las primeras semanas de vida y se resuelve espontáneamente en los seisocho primeros meses. La piel de la cabecita y, a veces, la frente, la base de la nariz y los pliegues de las ingles se cubren de pequeñas escamas de secreción sebosa, de consistencia grasa y color amarillento. Raramente, resulta molesta para el pequeño, y no comporta ningún daño ni riesgo para su salud. La naturaleza y las causas de la aparición de este fenómeno no están claras. Se cree que la formación de la dermatitis se debe a las hormonas estrógenos transmitidas por el organismo materno al feto en el embarazo. Por el momento, no existen remedios de eficacia demostrada contra la costra láctea (16), y no es aconsejable intentar eliminar las escamas, puesto que la piel del niño podría inflamarse. Como mucho, se pueden ablandar aplicando aceite de almendras dulces sobre el cuerpo del niño con una gasita después del baño, así como usar una esponja suave para retirar las escamas que se desprendan espontáneamente.
- REFLUJO GASTROESOFÁGICO: no se trata de un trastorno, sino de un fenómeno fisiológico que consiste en el ascenso por el esófago de parte del contenido del estómago durante la digestión. En los bebés de pocos meses, el cardias, la válvula situada entre el esófago y el estómago, que normalmente impide el retorno, suele ser inmaduro y no es plenamente eficaz. A esto se añade el hecho de que los lactantes tienen una dieta totalmente líquida y transcurren gran parte del tiempo en posición horizontal. Es fácil que parte de la leche semidigerida ascienda y se expulse por la boca, provocando la conocida regurgitación. Si el bebé regurgita a menudo, pero no da señales de sufrimiento, su reflujo se considera fisiológico, normal, y no debe tratarse de ninguna manera. Sin embargo, el material procedente del estómago contiene jugos gástricos ácidos que, al pasar por el esófago, pueden inflamar la mucosa, provocando un poco de ardor. En cambio, se habla de enfermedad por reflujo gastroesofágico cuando la inflamación de la mucosa del esófago debida al paso de la regurgitación ácida es tan intensa que provoca sufrimiento al bebé, que llora a menudo, tiene dificultades para alimentarse y no aumenta de peso como debería. En los casos más graves y raros, se puede producir la aspiración de la regurgitación hacia los pulmones. En ambos casos, se trata de trastornos que deben ser tratados adecuadamente y mitigados. (17) Si el lactante regurgita a menudo y manifiesta señales de sufrimiento y estrés, pero sin que esta condición influya negativamente en su capacidad de alimentarse y en su crecimiento, la conducta recomendada es, en primer lugar, pedir ayuda a una asesora profesional de lactancia materna que observe una toma al pecho, con el fin de controlar la succión del pequeño, su posición y su comportamiento después de mamar. Si esto no fuese suficiente, se puede recurrir a la administración de un alginato durante un par de semanas. Se trata de un agente espesante extraído de las algas que aumenta la densidad del contenido del estómago y dificulta el ascenso del líquido. Se administra en forma de gotas inmediatamente después de la toma. El organismo no lo asimila, por lo que es absolutamente seguro para el niño. Si la situación mejora, se puede seguir administrando el producto después de cada toma, suspendiéndolo de vez en cuando durante unos días para comprobar si el trastorno se resuelve solo. Normalmente, con la introducción de la alimentación sólida, y en cualquier caso antes del año, la enfermedad por reflujo desaparece. Para los niños alimentados con leche de fórmula que sufren enfermedad por reflujo gastroesofágico, se recomienda cambiar de fórmula, fragmentar las tomas ofreciendo menos cantidad de leche, pero más a menudo, y, si esto no fuese suficiente, utilizar una fórmula espesada con almidón de arroz o maíz.
- CÓLICOS: es el trastorno más común en los tres primeros meses del bebé, y también es el más difícil de definir, porque, de hecho, no se conoce su naturaleza. Se manifiestan con crisis de llanto inconsolable, que suelen empezar a últimas horas de la tarde o por la noche, y que se prolongan durante horas, sin ninguna causa aparente. Según una definición a la que se recurre con frecuencia, se habla de cólicos infantiles cuando los episodios duran, al menos, tres horas y se repiten, como mínimo, tres días a la semana, durante tres semanas consecutivas. (18) Se pueden definir como cólicos gaseosos, porque, al llorar, el bebé suele contraer los músculos, flexionar las piernas, tensar el abdomen y expulsar aire del intestino. Por lo tanto, se considera que su malestar depende de la presencia de aire en la barriguita. No obstante, no se descarta que la acumulación de aire en el intestino sea una consecuencia del llanto prolongado, y no su causa. Otras causas sugeridas para explicar los cólicos del lactante son el reflujo gastroesofágico, la disfunción de la flora intestinal, la sobrecarga de estímulos sensoriales al término de la jornada, la inmadurez del sistema nervioso del recién nacido y su dificultad para adaptarse al ritmo circadiano. El trastorno es muy pesado desde el punto de vista psicológico. A menudo, los papás intentan calmar al niño sin éxito, y su nerviosismo es percibido por el pequeño, que se pone aún más nervioso. Afortunadamente, los cólicos no tienen consecuencias negativas para la salud y el desarrollo del niño, y suelen resolverse de forma espontánea entre los tres y los cinco meses. Siguiendo con la hipótesis de que la causa del llanto sea el aire acumulado en el intestino, se suele aconsejar la administración de simeticona, un medicamento sin receta que elimina las burbujas de gas. En algunos casos, el pediatra prescribe cimetropio bromuro, un antiespasmódico calmante que requiere prescripción médica. Para aliviar el llanto del bebé, pueden ir bien las siguientes pautas: reducir los estímulos sensoriales apagando la luz y bajando el volumen de las fuentes de sonido, acunar al niño, cogerle en brazos con la barriguita hacia abajo, dándole un suave masaje en la tripa al mismo tiempo, ofrecerle el pecho para consolarle, (19) o incluso cantarle una nana. La presencia y las caricias amorosas de la mamá y el papá pueden no ser suficientes, pero sin duda contribuyen a reducir el malestar del niño.
- PLAGIOCEFALIA POSICIONAL: es una deformación de la cabeza del niño, que tiende a aplanarse en la zona occipital, el punto que se apoya en el colchón cuando el pequeño duerme. El aplanamiento es una condición benigna, que no comporta ningún riesgo para el desarrollo neurológico del bebé y que, en la mayoría de los casos, se resuelve de forma espontánea en unos meses, cuando el niño adquiere una mayor movilidad y ya no pasa casi todo el tiempo en posición supina. No en vano, los primeros en recuperar la redondez de la cabecita son los que empiezan a moverse pronto. En las últimas décadas, desde que los especialistas han demostrado que la posición supina es la más segura y recomiendan a los padres que pongan a sus bebés a dormir siempre boca arriba, la incidencia de los casos de plagiocefalia posicional ha aumentado mucho. Actualmente, en España, tiene una incidencia del 8 al 14%. (20) Lo más importante es la prevención: evitar el posicionamiento fijo de la cabeza, ladeándola durante los períodos de sueño. Cuando el bebé esté despierto, se le puede colocar en posiciones que no sean boca arriba. Es muy recomendable el uso de un portabebés, siempre encarado hacia el portador. (21) Algunos colchones provistos de discos integrados y estudiados para reducir la carga del occipital sobre la superficie pueden mitigar el riesgo de plagiocefalia, aunque su eficacia no ha sido científicamente probada. En cambio, debe evitarse el uso de almohadas o accesorios móviles durante el sueño. Para acelerar el redondeamiento de la cabecita, más bien, se recomienda realizar con el bebé una serie de ejercicios posturales específicos.
16 A. Victoire et al., Cochrane Skin Group, Interventions for infantile seborrhoeic derma-titis (including cradle cap), «Cochrane Database Syst Rev.», 3, 2019, n. 011380
17 Moreno, Jimena Pérez, Carmen Martínez, M. del Mar Tolín Hernani, y Guillermo Álv-arez Calatayud. Diagnóstico y tratamiento del reflujo gastroesofágico. Anales de Pediatría Continuada 11 (1): 1-10. https://doi.org/10.1016/S1696-2818(13)70112-4. 2013.
18 F. Kaley et al., The psychology of infant colic: A review of current research, «Infant Mental Health Journal», 32, 2011, pp. 526-541
19 Ortega Páez, E., and D. Barroso Espadero. 2013. Cólico del lactante. SciELO España. https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1139-76322013000300009.
20 Bosch i Hugas, J; Costa i Clara, J. La plagiocefalia posicional: una labor de Primaria. Pautas de diagnóstico, prevención, seguimiento y derivación desde Atención Primaria. ISBN: 978-84-393-8829-6
21 Bosch i Hugas, J; Costa i Clara, J. La plagiocefalia posicional: una labor de Primaria. Pautas de diagnóstico, prevención, seguimiento y derivación desde Atención Primaria. ISBN: 978-84-393-8829-6
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