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La salud, el bien más preciado

"Las visitas periódicas de control representan la ocasión ideal para consultarlas con el pediatra"

Capìtulo 5 - El crecimiento: tablas, percentiles y curvas

CATEGORÍA: La salud, el bien más preciado
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Longitud, peso y circunferencia craneal son los tres parámetros más importantes para valorar la salud al nacer y el crecimiento en los tres primeros años de un niño. Para poder valorar la regularidad del proceso de crecimiento, el pediatra anota los parámetros auxológicos (peso, altura, circunferencia craneal e índice de masa corporal) del niño en un gráfico que permite valorar y controlar la evolución en el tiempo de las curvas de crecimiento.

La curva central de cada tabla es la media: representa el peso, la estatura o la circunferencia craneal más común en los niños de la edad a la que la tabla hace referencia. Alejándose de la media, en un sentido o en el otro, se encuentran valores menos frecuentes.

Los percentiles son números que indican la distancia con respecto a la media de un valor, hacia arriba o hacia abajo. En el gráfico del crecimiento, están representados todos los percentiles, cada uno en una curva (la más baja corresponde al percentil 3, mientras que la más alta corresponde al percentil 97). Un niño cuya estatura se sitúa en el percentil 50 se encuentra perfectamente en la media con respecto a los niños de su edad. Si su estatura se sitúa en el percentil 70, es más alto que la media para su edad. Si se sitúa en el percentil 30, es más bajo que la media.

Gracias a la interpretación de estos datos, el pediatra, además de comprobar el crecimiento del niño en el tiempo, puede comparar los parámetros registrados con unos estándares de referencia en cuanto a edad, sexo y población de referencia. Para ello, lo primero que tiene que hacer es elegir el gráfico de crecimiento más idóneo. Existen diferentes tipos, que corresponden a diferentes estándares. Hoy en día, las curvas de crecimiento de referencia en España13 son las propuestas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2006, que valoran el crecimiento de los niños desde el nacimiento hasta los cinco años.

La peculiaridad de las curvas de la OMS es que no “fotografían” una realidad única, sino que se crearon sobre el principio de cómo los niños deberían o podrían crecer si se eliminasen, o al menos se redujesen, los factores negativos que pueden influir en su crecimiento natural. En la práctica, se tiene en cuenta el potencial genético como principal factor capaz de determinar diferentes modelos de crecimiento, expresados por los diversos percentiles de las curvas.

La base de datos está compuesta por 8.500 niños de etnias distintas, pero con el mismo estilo de vida: seguimiento pediátrico regular, alimentación equilibrada con leche materna exclusiva hasta los 4-6 meses y, posteriormente, leche materna hasta al menos el primer año, combinada con una alimentación complementaria. Respecto a las anteriores curvas de referencia (las del National Centre for Health Statistics de 1977, basadas en una muestra de niños estadounidenses prevalentemente alimentados con leche artificial), las curvas de la OMS pueden considerarse un instrumento de referencia, porque representan un modelo único de crecimiento ideal, independientemente del lugar de residencia. Los resultados de la investigación que sirve de base para las tablas de la OMS han demostrado que los niños que pertenecen a los mayores grupos étnicos que viven en condiciones de relativo bienestar crecen de manera similar, desde el nacimiento hasta los cinco años.

Hace algunos años, otro estudio promovido por un grupo de investigación internacional, con la participación de neonatólogos, llegó a la conclusión de que, independientemente del país de procedencia, del grupo étnico de pertenencia, de la estatura y de la constitución de los padres, todos los niños sanos, nacidos en la misma semana gestacional y con un crecimiento regular durante el embarazo, tienen más o menos las mismas medidas. (14)

El grupo de investigación redactó unas fichas antropométricas, con las medidas de los recién nacidos, en función de su sexo y de la semana de gestación en la que se produjo el parto. Si un pequeño se distancia mucho de estos datos, debe controlarse con mayor atención. Evidentemente, los niños que nacen antes de término son más pequeños que los nacidos a término; y algunos son más pequeños, aunque hayan nacido a término. Las causas pueden ser muy variadas, pero, en la mayoría de los casos, estos niños alcanzan las medidas de sus coetáneos en los dos primeros años. Con el paso de los meses y los años, el pediatra seguirá controlando el crecimiento del niño durante las revisiones de control correspondientes. En los dos primeros años, medirá la estatura, el peso y la circunferencia craneal. A partir de los dos años, solo la altura y el peso.

Más que los valores numéricos absolutos, lo que más cuenta durante el crecimiento es su evolución, es decir, cómo se modifica en el transcurso del tiempo. (15)

La continuidad de estas curvas y la ausencia de cambios bruscos son las primeras y más importantes señales de un crecimiento equilibrado. En los primeros meses de vida, la curva del aumento de peso es la más rápida. Según los gráficos de la OMS, en los tres primeros meses, un recién nacido puede aumentar desde 400 gramos al mes hasta incluso el doble. A partir de los tres meses, el incremento se ralentiza ligeramente, pero, en general, un niño dobla su peso del nacimiento a los cuatroseis meses, y lo triplica al año de vida.

En cambio, la longitud presenta una curva de crecimiento más regular. Por lo tanto, los denominados saltos de crecimiento, o “estirones”, son un tópico que no se corresponde con la realidad hasta la preadolescencia. Los saltos de crecimiento sí se producen, y de qué manera, en lo que respecta a la adquisición de nuevas competencias: de un día para otro, aprenden a gatear o a pronunciar las primeras palabras. En este sentido, los niños manifiestan evoluciones rápidas del desarrollo, pero no en el crecimiento físico.

Si se tienen dudas, las visitas periódicas de control representan la ocasión ideal para consultarlas con el pediatra. Si bien las medidas del bebé al nacer son independientes de la constitución física de los papás, el desarrollo del crecimiento y la estatura final sí reciben la influencia de su patrimonio genético, además de otros factores, como la alimentación y la actividad física. Por ello, en la interpretación del ritmo de crecimiento de un niño, el pediatra debe tener en cuenta no solo los valores estandarizados presentes en las curvas, sino también otros parámetros, como la estatura de los papás, que tiene un papel determinante en la estatura final del niño.

13  Patrones de crecimiento infantil de la OMS. https://www.ihan.es/docs/estanda-res_oms/Set_OMS.pdf 2007

14  J. Villar et al., International standards for newborn weight, length, and head circumfe-rence by gestational age and sex: the Newborn Cross-Sectional Study of the INTERGROWTH-21st Project, «Lancet», 384, 2014, pp. 857-68

15  WHO child growth standards and the identification of severe acute malnutrition in infants and children A Joint Statement, World Health Organization, United Nations Children’s Fund, 2009

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