Artículos científicos
En casa con los dos hijos: regreso a casa con el recién nacido y el segundo hijo
Tener que ocuparse de dos hijos es muy diferente de ocuparse de uno solo. Si el primer hijo es aún pequeño o si nacen dos niños juntos, las cosas pueden resultar más difíciles. Los retos no son sólo prácticos, sino también psicológicos. No es tan fácil dividir, ser “imparcial” y hacer lo correcto para ambos. En el caso del segundo hijo, la experiencia adquirida con el primero sirve para alimentarlo, cambiarle el pañal, consolarlo y acostarlo. Sin embargo, después de que el primero haya cambiado la vida de la pareja, cada nuevo miembro de la familia requiere una reconstrucción completa.
Un nuevo equilibrio para toda la familia
En realidad, tener otro hijo no sólo significa tener otro hijo; significa que toda la familia tiene que cambiar y encontrar un nuevo equilibrio. La búsqueda de una nueva estabilidad exige reorganizar la vida cotidiana y las relaciones entre los miembros de la familia.
Es responsabilidad de los padres sentar las bases de una relación fraternal, viva y estimulante. Ser capaz de ayudar a los hijos a convertirse en personas fuertes y hermanos solidarios es una de las apuestas más difíciles. Nunca hay que esperar un hermanito. Lo ideal es que el primer hijo esté preparado para acoger a un extraño. Tu hijo debería ser capaz de no percibir la estancia de su madre en el hospital como un abandono si has conseguido hacerle comprender durante los últimos meses del embarazo que nada, ni siquiera la llegada de otro hijo, disminuirá tu atención por él.
El delicado momento antes de regresar del lugar de nacimiento
El papel de los padres será crucial en este momento. El niño se sentirá seguro y especial si pasáis tiempo juntos y hacéis cosas de “mayores”. Es esencial implicarle en el “cuidado” de su madre, haciéndole un bonito dibujo para regalarle y consolándole cuando la eche de menos. Es esencial que los padres le preparen para su primer encuentro con su hermanito en el hospital, explicándole que su hermanito puede estar en la incubadora, una caja que le protege y le da calor, y que mamá puede tener unos tubitos extraños metidos en el brazo, pero que no hacen daño.
Cada uno a su tiempo
Los sentimientos de los padres hacia su primer hijo suelen cambiar con el nacimiento del segundo. Sería extraño que no fuera así. Hay momentos en los que sientes que no le quieres lo suficiente o que le quieres menos que antes. Algunos padres afirman que son extremadamente protectores con su hijo recién nacido y temen descuidar a su hijo mayor. Date tiempo. No esperes adaptarse inmediatamente a una familia mayor. No esperes que tu primer hijo se adapte inmediatamente. También él, independientemente de su edad, debe adaptarse a la nueva situación y es responsabilidad de los padres ayudarle y apoyarle con todo el amor y la paciencia que puedan ofrecerle.
Sugerencias para la convivencia del recién nacido con su hermanito o hermanita
El estímulo es importante: a los niños les gusta que les cuentes hechos y acontecimientos, y hay mucho que contar y explicar sobre los bebés. Enséñales fotos antiguas y juguetes y haz que los ratos de juego sean divertidos, sin exigirles demasiado.
Incluso con la mejor atención, espera algo de resentimiento y celos, porque es normal. El niño mayor dependerá más de la madre y tendrá más exigencias. Pasar tiempo con los abuelos puede ser útil. Es esencial que la madre pueda dedicar tiempo a cada hijo para no sentirse constantemente tironeada en otra dirección. Para ello, puede ser útil la ayuda de papá, los abuelos o amigos.
El niño mayor necesita seguridad y tranquilidad, por lo que es necesario mantener la mayoría de los hábitos y actividades del niño, como ir al parque, quedar con los amigos o leer un cuento antes de dormir, el mayor tiempo posible. Aunque es difícil, sobre todo en las primeras semanas, merece la pena para todos. Las comidas de bebés suelen ser importantes porque los hermanos mayores pueden sentirse fácilmente excluidos y celosos. Puedes ayudar a tu hijo mayor buscándole algo que le ocupe o contándole un cuento o hablándole.
Pueden producirse regresiones en el comportamiento si el primer hijo aún es pequeño. El mayor puede volver a pedir el biberón, mojar las bragas y pedir que le cojan en brazos. Mantén la calma a pesar de las dificultades. Sigue dedicando tiempo y atención al pequeño, elogiándole y ayudándole a cumplir su papel de guardián de su hermano mayor, y evita dar importancia a estas peticiones, que sólo podrían ser un chantaje.