Artículos científicos
El vínculo afectivo durante el baño
Familias, recordad que el “vínculo afectivo” también puede fortalecerse durante el baño. Se trata de un importante vínculo entre mamá/papá y bebé que ayuda a este último a satisfacer las necesidades básicas como el afecto y la seguridad. Además, el vínculo afectivo ayuda a los padres a establecer una relación positiva con el nuevo miembro de la familia, al que hay que cuidar, mimar y proteger. Los recién nacidos disponen de numerosas herramientas para comunicar sus necesidades, incluido el placer del baño, y generar una respuesta afectuosa por parte de la madre: inicialmente, la herramienta más utilizada es el llanto, al que muy pronto (¡afortunadamente!) se añadirá la sonrisa. De este modo, mamá y papá pueden entender los gestos preferidos del bebé durante el baño.
El llanto y la sonrisa tienen el efecto de acercar a los padres al bebé y se denominan “comportamientos de señalización”.
Mientras se le baña, al bebé puede gustarle mucho que le hables o le ofrezcas juguetes para que este momento sea especialmente acogedor. Si al bebé le gusta el contacto con el agua, lo correcto es prolongar este momento lúdico. Si, por el contrario, protesta, llora, se pone rígido, no significa que no le guste el agua, sino que siente algún elemento de incomodidad (temperatura, salpicaduras, inseguridad por parte de quienes le sostienen, etc.). En este caso, conviene intentar comprender las razones de este malestar y volver a intentar el baño al cabo de unos días.
Si hace mucho calor en verano, se puede calmar al bebé utilizando esponjas frías o bañándole varias veces con agua tibia. Después de los primeros días en casa, el baño puede ir seguido de un suave masaje que, si al bebé le gusta, le induce a la relajación y al sueño.
La experiencia, sin embargo, nos enseña que si el bebé demuestra que disfruta con la hora del baño, que es un momento feliz, casi un juego, no hay contraindicación para bañarlo en la bañera para bebés, incluso a diario.
Recuerda: nunca se debe, ni siquiera por un momento, dejar al bebé solo en la bañera o en el cambiador. Además del riesgo de ahogamiento, que puede ocurrir incluso en aunque haya poco volumen de agua, el bebé puede inhalar el agua salpicada o salpicarse la cara jugando con recipientes huecos o, al resbalar, puede asustarse y recibir heridas leves. Por último, no debe colocarse cerca de dispensadores de agua (grifos, mezcladores, etc.) por el riesgo de quemaduras por agua a alta temperatura.