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Artículos científicos

Baño

FOCUS: Atención primaria
ESTE ARTÍCULO PERTENECE AL PRINCIPIO DEL BIENESTAR DEL BEBÉ: Cuidados y atención amorosa

El momento del baño cubre las necesidades de limpieza del bebé y puede ser también una oportunidad para mimos y juegos adicionales. Descubre aquí más información sobre los cuidados y pasos a seguir:

Cuidado del bebé antes de que se le caiga el cordón umbilical

En general, es mejor dar el primer baño cuando se ha caído el cordón umbilical (normalmente ocurre entre las tres primeras semanas de vida). Mientras tanto, se puede limpiar al bebé con agua corriente y con una ducha de mano (es decir, sin llegar a empaparlo del todo). Además, pueden hacerse los lavados con esponja solo con agua a una temperatura adecuada. Pon siempre atención a la cara, el cuello y las partes intimas, ya que deben estar limpias y secas.

En los primeros días tras el nacimiento, los cuidados del recién nacido incluyen una cuidadosa limpieza del cordón umbilical, incluyendo su protección frente a posibles focos de infección. También es muy importante realizar un secado rápido para que se desprenda más fácilmente. Estas atenciones implican directamente a los padres, que, tras el alta del hospital de la madre y el bebé, deben cuidar especialmente del cordón umbilical durante unos días.

Baño del recién nacido y del lactante

Tras la caída del cordón umbilical, las técnicas utilizadas por la OMS para bañar a un recién nacido o a un lactante son diferentes de las de un adulto. Y también varían los riesgos. Es decir, debemos ser conscientes que un lactante aún no es capaz de regular su propia temperatura corporal y, por tanto, podría sufrir una termodispersión. Y no solo eso, también puede sufrir lesiones cutáneas por contacto directo con agua demasiado caliente o demasiado fría.

El baño debe ejecutarse preparando previamente el material que se va a usar. Te listamos los elementos básicos necesarios:

  • Bañera
  • Jabón neutro
  • Termómetro de agua
  • Gasas y algodón
  • Pasta o crema de óxido de zinc
  • Toalla
  • Ropa (que suele ser un body).

La temperatura adecuada del agua para bañar a un recién nacido

La temperatura del agua debe comprobarse con un termómetro y debe estar entre 32°C y 35°C en verano y entre 36° y 37° en invierno (parámetros indicados por el Hospital Pediátrico Bambino Gesù). La temperatura puede comprobarse con termómetros de lectura instantánea o, de forma más tradicional, tocando el agua con el codo.

Tras preparar el agua, se procede a desvestir al bebé, tumbándolo en decúbito supino sobre una superficie. Presta atención a la cabeza, ya que los bebés aún no son capaces de controlar sus movimientos. Primero quítale las mangas remangándolas y luego quítale la camiseta de la cabeza, abriendo el escote al máximo para facilitar el paso. Haz lo mismo con el leotardo. Por último, quita el pañal.

 

Cómo bañar a un recién nacido

Hay que sumergir al bebé en el agua manteniendo un agarre firme. La cabeza y el torso deben apoyarse en el antebrazo, mientras la mano se introduce en la axila del niño.

La cara, los ojos y las orejas deben lavarse con un algodón o una gasa empapada en agua. El resto del cuerpo puede lavarse con jabón neutro. Para lavar la espalda y el culito del bebé, dale la vuelta para que su barriga descanse sobre el brazo de los padres.

Los primeros baños no deben durar más de cinco minutos. En casa, tras el alta hospitalaria, el bebé puede empezar con baños más largos, que no deben superar los 15 minutos.

Una vez enjuagado, hay que cubrirlo inmediatamente con una toalla suave y colocarlo en el cambiador. La piel debe acariciarse y no frotarse para evitar lesiones o rojeces. En caso de lesiones ya presentes, debe aplicarse crema de óxido de zinc.

Qué productos utilizar después del baño y el cambio de pañal del bebé

Primero, coloca el pañal y viste al recién nacido, empezando esta vez por el body, introduciendo primero los pies y las piernas, después los brazos (las mangas deben estar remangadas para facilitar la introducción) y, por último, girando al bebé en decúbito prono para abrochar los broches.

La finalidad del baño, además de cubrir las necesidades de limpieza, es también activar la circulación sanguínea de la piel y la transpiración. Por eso, después del baño, no es necesario aplicar cremas o leche hidratante sobre la piel del bebé. En cambio, puede ser muy útil aplicar una pasta/crema en el culito del bebé para protegerlo de cualquier irritación.

La piel de los bebés es sensible y la absorción es alta. Es importante recordar que los sistemas de protección de la piel aún no se han desarrollado, por lo que es esencial limitar el uso de productos químicos agresivos.

En el momento del cambio de pañal, lava con agua tibia y, si es necesario, con un jabón neutro, a base de tensioactivos suaves (no lauril sulfato sódico, ni lauril sulfato, sí betaína, lauroamfodiacetato disódico, decilglucósido). Es mejor un jabón neutro, más fácil de usar y más higiénico, diluido en la palma de la mano con agua, no directamente sobre la piel. La crema de óxido de zinc es útil en caso de enrojecimiento; deben evitarse las que incluyen vaselina.

El pañal debe ser de la talla adecuada (nunca debe apretar demasiado) y colocarse con las pegatinas por delante. En el caso de los niños que aún no se les ha caído el cordón umbilical, es importante que el pene mire hacia abajo cuando esté dentro del pañal, para evitar que el bebé se lo moje al hacer pis.

Ante un enrojecimiento ocasional del culito del bebé, solo es necesario, si las condiciones ambientales lo permiten, con limpiar y secar suavemente esta parte y dejarla expuesta al aire. También se puede colocar al bebé boca abajo durante unas horas, tumbado sobre un pañal “abierto” para recoger el pipí.

Dónde bañar al bebé

El baño puede hacerse directamente en la bañera de casa o, mejor aún, en una bañera para bebés, colocando una alfombrilla de goma en el fondo para reducir el riesgo de resbalones.

Si utilizas una bañera para bebés, asegúrate siempre de que está colocada sobre una superficie muy estable y amplia, adecuada para contener todo lo necesario, de modo que no tengas que separarte del bebé ni un momento. Nunca dejes al bebé solo en el agua, ¡ni siquiera un segundo!