Artículos científicos
El bienestar de la nariz
La salud de la nariz es muy importante para los lactantes porque respirar bien es la primera defensa del organismo contra las enfermedades y las infecciones. La nariz no es solo un órgano para el paso del aire, sino también una conexión fundamental para todas las vías respiratorias: oídos, garganta y senos paranasales. Es obvio, por tanto, que si la nariz se ve alterada por la presencia de secreciones e infecciones, no puede funcionar correctamente, sobre todo en los bebés, en los que las conexiones entre la nariz y otras partes son aún más directas. La nariz ayuda al organismo a defenderse de los contaminantes ambientales, como el polvo y el humo, gracias al buen funcionamiento (efecto barrera) de la mucosa nasal.
De hecho, una nariz sin obstrucciones es una excelente garantía contra los resfriados y las enfermedades de las vías respiratorias: solo si la mucosa no está obstruida por la mucosidad puede desempeñar de la mejor manera posible su papel de defensa contra las infecciones y las irritaciones. Hay que prestar más atención a los lactantes, porque hasta la edad de 1 año, el pequeño respira casi exclusivamente por la nariz, y la obstrucción de esta conduce a un suministro inadecuado de oxígeno a los pulmones. Los niños de hasta 3 años suelen tener la nariz llena de mucosidad, ya que son incapaces de sonarse la nariz por sí solos, con frecuentes estancamientos de mucosidad en el interior de las fosas nasales.
Para mantener siempre limpia la nariz del bebé, hay que eliminar la mucosidad que se ha formado, también para facilitar el paso de virus y bacterias a los órganos vecinos. El lavado consiste en introducir una solución especial en la nariz del niño y pasarla de una fosa nasal a la otra, ablandando las secreciones y eliminando así la mucosidad.
UNA NARIZ SIEMPRE LIMPIA
Una cavidad nasal limpia es un requisito indispensable para la correcta respiración del niño y protege al lactante frente a enfermedades e infecciones importantes. Cuando la mucosidad se acumula en exceso, puede provocar congestión nasal, dificultad para respirar por la nariz, sensación de pesadez o presión en la cara y puede ir acompañada de estornudos frecuentes. Además, una nariz taponada puede favorecer la acumulación de bacterias y virus, aumentando el riesgo de infecciones de las vías respiratorias como resfriados, sinusitis, otitis y bronquitis. La mucosidad estancada crea un entorno favorable para la proliferación de estos patógenos, que pueden causar inflamación y síntomas más graves.
La nariz es un órgano muy valioso para los niños, especialmente para los más pequeños, porque permite el paso, el calentamiento y el filtrado del aire. Por ello, es crucial que la nariz esté siempre perfectamente limpia y que se elimine el exceso de mucosidad para no comprometer la funcionalidad de la mucosa nasal. Sonarse la nariz es el método más común y útil para eliminar el exceso de mucosidad y mejorar la respiración.
Sin embargo, los niños no saben sonarse la nariz y solo aprenden a hacerlo de forma autónoma alrededor de los 6 años. Los lavados nasales son un remedio eficaz para eliminar el exceso de mucosidad de la nariz y consisten en irrigar suavemente las fosas nasales con una solución salina.
¿QUÉ SON LOS LAVADOS NASALES?
Un lavado nasal consiste en introducir en la nariz una sustancia líquida, generalmente una solución salina nebulizada. Esta, limpia las fosas nasales y elimina las flemas estancadas.
Los lavados nasales son especialmente importantes para los recién nacidos y los lactantes. Dado que los lactantes respiran principalmente por la nariz, es esencial mantener sus fosas nasales limpias y libres de mucosidad y agentes infecciosos. Durante la alimentación, cuando la boca del bebé está “ocupada” con la leche materna, respirar por la nariz se convierte en la única opción. Por lo tanto, si la nariz del bebé está obstruida o congestionada, esto puede dificultar su capacidad para respirar correctamente y para alimentarse y tragar adecuadamente.
Los lavados nasales ayudan a limpiar la nariz de mucosidad, agentes infecciosos y alérgenos, facilitando la respiración y previniendo el riesgo de infecciones de las vías respiratorias superiores. Además, los lavados nasales también pueden ayudar a combatir la sequedad de las mucosas, que puede ser frecuente en los lactantes, sobre todo durante el invierno o en ambientes con aire seco en casa. Mantener la nariz limpia mediante lavados nasales también puede evitar que la mucosidad llegue a otras partes del aparato respiratorio, como los oídos, las amígdalas, la garganta, la faringe y los bronquios, reduciendo así el riesgo de infecciones y otras complicaciones.
¿CÓMO REALIZAR EL LAVADO NASAL?
El lavado nasal se realiza con el niño tumbado y mirando hacia un lado, ligeramente de lado, e introduciendo la solución en la fosa nasal superior. La solución fluirá hacia abajo y se acompañará en su salida, simplemente, ayudando al niño a respirar por la boca, de forma que se facilite el drenaje del moco.
Debes repetir la operación en el otro orificio, inclinando la cabeza del niño hacia el otro lado. Al final del flujo del lavado, basta con levantar al bebé para completar el drenaje de la solución y limpiar el interior de la nariz del bebé. A continuación, limpie el exterior de la nariz del niño con un pañuelo limpio. Por último, lave la boquilla con abundante agua tibia y séquela. Tras el lavado, levanta al niño para ayudarle a expulsar los mocos y límpiale la nariz con un pañuelo. Puede ocurrir que la nariz del bebé esté especialmente taponada y llena de flemas.
Los lavados nasales pueden realizarse varias veces al día, sobre todo cuando el niño está congestionado.
Un enfoque gradual y educativo permite al niño implicarse más, lo que le permite sentirse cómodo, capacitado y dirigido hacia una autonomía segura en el lavado nasal. Las inhalaciones termales son un remedio natural que puede resultar eficaz para aliviar los trastornos de las vías respiratorias altas y bajas. Este tipo de tratamiento aprovecha las propiedades beneficiosas del agua termal o del vapor de agua para ayudar a limpiar e hidratar las vías respiratorias.
La ducha nasal, por tanto, es una acción preventiva y curativa de las fosas nasales, que se practica con soluciones salinas a temperatura corporal o ligeramente superior. Está indicada en la prevención de la congestión nasal de las mucosas nasales y de los senos paranasales y en afecciones nasales crónicas como rinitis mucopurulenta y costrosa y rinosinusitis. Suele realizarse a diario o cada dos días y puede combinarse con otras terapias inhalatorias. Es un proceso en el que se utiliza una solución salina o agua tibia para enjuagar suavemente las fosas nasales. Puede ejecutarse mediante el uso de soluciones salinas enriquecidas con oligoelementos y sales minerales. Estos principios activos pueden contribuir a una acción local de limpieza y humectación de las fosas nasales.
Su sencilla boquilla accionada por presión permite acceder fácilmente a los senos paranasales y está indicada para la sinusitis y la nasofaringitis. Es una forma excelente de limpiar las mucosas antes de cualquier otra terapia y abrir la molesta “nariz taponada”.