Artículos científicos
El papel de la cintura escapular en el desarrollo motor temprano
El desarrollo motor temprano es un proceso complejo y orquestado, que depende de una variedad de factores neurofisiológicos, biomecánicos y ambientales. Entre las estructuras clave involucradas en este proceso está la cintura escapular, que desempeña un papel determinante en la maduración de las competencias posturales y motoras en los primeros meses de vida. Comprender las dinámicas funcionales de la cintura escapular y su contribución al desarrollo motor global permite no solo una mejor observación clínica, sino también la implementación de estrategias de intervención eficaces en contextos de rehabilitación y prevención.
La cintura escapular, también conocida como cingulum scapulare, es el conjunto osteoarticular y músculo-tendinoso que conecta los miembros superiores con el tronco. Anatómicamente, está formada por dos estructuras óseas principales: la clavícula y la escápula. Estas se articulan respectivamente con el esternón (articulación esternoclavicular) y con el húmero (articulación glenohumeral), formando una estructura suspendida pero extremadamente móvil, capaz de adaptarse dinámicamente a las exigencias motoras.
La movilidad de la cintura escapular es posible y finamente regulada gracias a un amplio complejo muscular, entre los que se encuentran el trapecio, los romboides, el serrato anterior, el elevador de la escápula y el dorsal ancho. Este sistema muscular, en sinergia con el sistema nervioso central, permite no solo movimientos refinados de los miembros superiores, sino también una contribución fundamental al control postural.
En el recién nacido, la cintura escapular, desempeña una función esencial en el desarrollo del control tónico-postural. En los primeros meses de vida, el miembro superior está aún en fase de maduración, con esquemas motores predominantemente reflejos y movimientos groseros. El fortalecimiento de los músculos escapulares y la progresiva estabilización de esta estructura permiten una mejor organización tónica del tronco, favoreciendo así el paso de posturas pasivas a movimientos activos y voluntarios.
La cintura escapular actúa, por tanto, como un puente biomecánico y neurológico entre la parte axial del cuerpo (tronco y cabeza) y la extremidad superior. Esta función es crucial para la adquisición de habilidades motoras como el reaching (extender el brazo para alcanzar objetos), el rodamiento y, posteriormente, el gateo y el mantenimiento de la posición sentada.
Sueño en posición supina y maduración de la cintura escapular
Junto a estas dinámicas motoras activas, es fundamental considerar también el papel del descanso en el desarrollo neuromotor, en particular la posición supina durante el sueño en el primer año de vida. Las evidencias científicas y las recomendaciones de las principales sociedades pediátricas internacionales (como la AAP – American Academy of Pediatrics) subrayan la importancia de que el recién nacido duerma y descanse en posición supina, es decir, acostado sobre la espalda, hasta al menos los 12 meses de edad.
Esta indicación no es solo una medida preventiva contra el SMSL (Síndrome de Muerte Súbita del Lactante), sino que también tiene implicaciones significativas para un desarrollo neuromotor armónico. La posición supina durante el sueño garantiza a la cintura escapular una relajación fisiológica, evitando la aparición de compensaciones musculares y asimetrías posturales debidas a posiciones mantenidas demasiado tiempo en decúbito prono o lateral. Además, la distribución equilibrada del peso sobre la espalda durante el descanso nocturno favorece una mejor modulación del tono postural de base y protege la integridad músculo-articular de la región escápulo-torácica.
La posición prona como estímulo biomecánico y neuromotor
La posición prona representa un contexto privilegiado para el desarrollo de la cintura escapular. En los primeros meses, el bebé, colocado boca abajo, comienza a levantar la cabeza y el tórax gracias a la activación de los músculos extensores del cuello y de la espalda. En esta fase, la cintura escapular empieza a estabilizarse gracias a la co-contracción de los músculos escapulares y torácicos, lo que permite una progresiva maduración del control postural del tramo cervical y del tronco superior.
Entre las prácticas más eficaces para estimular activamente estas competencias se encuentra el tummy time, es decir, el tiempo que el bebé pasa diariamente en posición prono durante los períodos de vigilia y bajo supervisión. Esta actividad, si se introduce precozmente (ya en las primeras semanas de vida, en sesiones breves), permite al recién nacido explorar activamente su cuerpo y el espacio, activando las cadenas cinéticas posteriores y favoreciendo el desarrollo simétrico de la musculatura escapular, cervical y dorsal. Además, el tummy time estimula la propiocepción, mejora la integración sensorial y contribuye a la prevención de las plagiocefalias posicionales. Con el tiempo, el bebé desarrolla un mejor control escápulo-torácico y puede comenzar a usar los brazos para sostenerse, empujarse y desplazarse. Este proceso se manifiesta típicamente entre el 3º y el 6º mes de vida, marcando el paso de una condición de dependencia postural a una progresiva autonomía motora.
Estas competencias son fundamentales para construir las bases neuromotoras que permitirán, en los meses siguientes, la adquisición del giro de prono a supino, el gateo y finalmente la posición erguida. El fortalecimiento de la cintura escapular se configura, por tanto, como un precursor biomecánico indispensable para la evolución hacia una movilidad independiente y funcional.
Estrategias para favorecer el desarrollo
Apoyar el desarrollo de la cintura escapular requiere un enfoque integrado, que tenga en cuenta la estimulación neuromotora dirigida, la calidad del entorno circundante y el respeto de las etapas fisiológicas individuales. Es esencial que las experiencias motoras propuestas al recién nacido estén calibradas según su nivel de maduración neuromotora, evitando tanto la estimulación precoz excesiva como una pasividad ambiental excesiva.
Entre las estrategias evidence-based más eficaces se incluyen:
Entorno motor rico y variado
La calidad del entorno es determinante para ofrecer oportunidades de movimiento espontáneo y autoexploración. Es importante disponer de superficies seguras, ni demasiado rígidas ni excesivamente blandas (como tapetes o colchonetas de actividades), que permitan una buena percepción del cuerpo en relación con la base de apoyo. Objetos de interés sensorial (coloridos, sonoros, con diferentes texturas) deben colocarse de modo que estimulen el reaching, el rodamiento y la rotación de la cabeza. La adaptación continua del niño a estos estímulos facilita la integración sensorial y promueve la motricidad intencional.
Interacción táctil y propioceptiva
El masaje infantil, así como la estimulación pasiva y activa de los miembros superiores, son herramientas valiosas para favorecer la conciencia corporal, la maduración del ton relacional, y la regulación sensorial. Estas prácticas, si se integran en un contexto relacional, empático y respetuoso de las señales del bebé, contribuyen a consolidar los mapas corporales corticales, potenciando la respuesta motora y la sensación de seguridad. Además, la estimulación propioceptiva a través de presiones suaves, movilizaciones delicadas y variaciones posturales facilita el reclutamiento de los músculos escapulares y torácicos.
Uso consciente de soportes ergonómicos
En algunas fases, el uso de soportes ergonómicos diseñados para la contención fisiológica puede ser útil para favorecer una alineación postural óptima y una transición segura hacia la posición prono. Estos dispositivos, si se utilizan correctamente y de manera temporal, pueden facilitar la activación de la cintura escapular, ofreciendo al bebé una sensación de seguridad y estabilidad que promueve el movimiento espontáneo.
Un apoyo válido para la introducción segura y progresiva del tummy time es el uso del Welcome Pod®, un dispositivo ergonómico diseñado para respetar la fisiología del recién nacido y acompañar las primeras fases del desarrollo motor. El Welcome Pod favorece una transición gradual a la posición prono, ofreciendo contención y apoyo a los segmentos corporales aún inmaduros. En particular, su diseño favorece la alineación de la cintura escapular y pélvica, facilitando la activación muscular de manera equilibrada y reduciendo la aparición de compensaciones posturales.
Apoyar el correcto desarrollo de la cintura escapular significa crear las condiciones ambientales y relacionales ideales para un desarrollo espontáneo, respetuoso y armonioso del movimiento. Cada propuesta debe estar adecuada a la ventana de desarrollo del niño, respetando sus tiempos, sus competencias emergentes y su necesidad de relación afectiva, base insustituible para cualquier aprendizaje motor y sensorial.
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