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Artículos científicos

Ejercicios para el vínculo prenatal

FOCUS: Regreso a casa
ESTE ARTÍCULO PERTENECE AL PRINCIPIO DEL BIENESTAR DEL BEBÉ: Cuidados y atención amorosa

Postura

Empecemos con algunas indicaciones sobre la postura. Percibimos claramente los puntos de apoyo y dejamos que el peso vaya hacia el suelo, suavemente. Ensanchamos los hombros y los relajamos, si es necesario, levantándolos hasta las orejas y luego dejándolos caer. Los brazos están relajados, con las manos apoyadas en los muslos o recogidas en el regazo. La cara también se relaja, sobre todo la frente y la zona de la boca, para que aparezca una ligera sonrisa en nuestro rostro.

Respiración

Ahora prestamos la debida atención a la respiración. Seguimos su flujo constante, en las dos fases de inhalación y exhalación y en las breves pausas que pueden producirse entre ellas, sin influir de ningún modo. Permanecemos completamente relajados, conscientes de la inhalación y la exhalación y de nada más.

“Inhalando, sé que estoy inhalando. Exhalando sé que estoy exhalando…”. Si aparece un pensamiento, suavemente y con una sonrisa, volvemos a la consciencia de la respiración y reanudamos el vivirla tal y como es, sin juzgarla, evaluarla o intentar cambiarla. Tal como es.

Continuo: Inhalar – Exhalar

Prestemos a la respiración la atención adecuada, suave y llena de intención. Intentamos ser uno con la inhalación y la exhalación, sin volvernos rígidos ni esforzarnos. Volver constantemente a la respiración y dejar de lado cualquier otro pensamiento nos ayuda a sentirnos plenamente vivos en el aquí y ahora.

Continúo: inhalo – exhalo…

Puede que al cabo de un rato notemos que la inhalación se ha vuelto más profunda, que la exhalación se ha vuelto más lenta, completamente espontánea. Abrazada por la conciencia, la respiración se ha vuelto más armoniosa y tranquila. Imagino a mi bebé, su preciosa carita sonriente, sus ojitos brillando…

Al inspirar, siento que mi inhalación se ha vuelto más profunda.

Al exhalar, siento que mi espiración se ha vuelto más lenta.

Respiración profunda y lenta

Ahora podemos percibir que prestar la debida atención a la respiración ha dado al cuerpo y a la mente la oportunidad de relajarse y calmarse. Sentimos que podemos dejar atrás todas las preocupaciones y aflicciones y estar totalmente aquí, vivos, unificados con la respiración. Podemos deshacernos de aquello que posiblemente nos oprime o nos pone ansiosos, que no tiene nada que ver con el momento presente. Podemos sentirnos cómodos en este contexto protegido y seguro, en este momento en el que nada ni nadie nos mete prisa ni nos presiona.

Al inhalar, siento que la calma crece en mi cuerpo y en mi conciencia. Imagino la sonrisa de mi bebé y sus primeras palabritas.

Al exhalar, siento un estado de tranquilidad.

Calma

Si nos perdemos en nuestros pensamientos, volvemos suave y amorosamente a nosotros mismos y al niño para prestar la debida atención a la respiración. Dejamos que la respiración haga su ciclo sin intervenir en su duración, su profundidad, la igualdad o no de sus fases de inhalación y exhalación. También dejamos que la respiración esté tranquila.

La tranquilidad es un sentimiento que experimentamos (o al menos cultivamos) aquí, ahora y con el bebé en brazos. Podemos abandonar nuestros mecanismos de defensa: ya no los necesitamos. Ya no necesitamos nuestros miedos, nuestros rencores. Aligerémonos.

Inhalando, sonrío.
Exhalando, me suelto.

Cuando nos hemos desprendido de las cargas del pasado y de las ansiedades sobre el futuro, podemos enraizarnos en el momento presente. Estamos aquí respirando en conciencia, unificados, tranquilos, nada más. Solo aquí, solo ahora. Sentimos que el presente es el único momento en el que nuestra vida tiene todo su valor, en el que realmente podemos vivirla en plenitud. Vivirla sintiéndonos vivos es en sí misma una realidad maravillosa.

Inhalando, me instalo en el momento presente.
Exhalando, sé que es un momento maravilloso.

Captamos esta experiencia, sentimos lo que nos produce, para luego poder reconocerla, cultivarla, hacerla familiar hasta que la entretejamos en el tejido de nuestra vida cotidiana. El momento presente… es un momento maravilloso. En unos instantes escucharemos los primeros movimientos del vientre y los acompañaremos con la respiración, dedicándoles toda nuestra presencia, durante su duración y también en el silencio que sigue.

Nota: puedes hacer estos ejercicios con música suave de fondo.