Artículos científicos
Tejido adiposo marrón en el período posnatal
El tejido adiposo marrón (BAT, Brown Adipose Tissue) es un elemento crucial para la supervivencia del recién nacido en el período posnatal, ya que desempeña un papel determinante en la termorregulación y en la adaptación energética. En los primeros días de vida, los recién nacidos están particularmente expuestos al riesgo de hipotermia, debido a la elevada relación superficie/peso corporal, a la reducida masa muscular y a la inmadurez de los mecanismos de producción de calor mediante tiritera. En este contexto, el BAT asegura la termogénesis sin temblor muscular, un proceso autónomo capaz di generar calor sin la activación de los músculos esqueléticos, regulado por la estimulación del sistema nervioso simpático y por la movilización de los sustratos energéticos intracelulares.
Esta actividad termogénica permite mantener la temperatura corporal dentro de rangos fisiológicos óptimos, protegiendo órganos vitales como el cerebro, el corazón y los riñones, y garantizando un aporte energético adecuado incluso durante el ayuno fisiológico o en condiciones de estrés metabólico ambiental. La función del BAT es, por tanto, indispensable no solo para la supervivencia inmediata, sino también para la adaptación metabólica y la estabilidad fisiológica del recién nacido.

Morfología y diferencias con el tejido adiposo blanco
El BAT se distingue claramente del tejido adiposo blanco (WAT, White Adipose Tissue) por sus características estructurales, metabólicas y funcionales. Las células marrones contienen numerosos mitocondrios, orgánulos altamente metabólicos capaces de generar calor, y múltiples gotículas lipídicas que proporcionan sustratos energéticos rápidamente disponibles. La vascularización es abundante, favoreciendo un rápido transporte de oxígeno y nutrientes, indispensable para un metabolismo de alta demanda energética. En contraste, el WAT está constituido por células con una única gran vacuola lipídica, dotadas de pocos mitocondrios y una vascularización más limitada. La función principal del tejido blanco es el almacenamiento energético a largo plazo y la regulación endocrina, mediante la secreción de hormonas y adipocinas como la leptina y la adiponectina, que modulan el balance energético sistémico y la sensibilidad a la insulina.
La interacción funcional entre BAT y WAT refleja estrategias adaptativas evolutivas: mientras el tejido marrón responde rápidamente a estímulos térmicos y metabólicos, el tejido blanco asegura el acúmulo energético y la regulación metabólica a largo plazo.
Función termogénica y papel metabólico
La termogénesis sin temblor muscular mediada por el BAT se activa por la estimulación simpática, que induce la liberación de noradrenalina y la movilización de los ácidos grasos contenidos en las gotículas lipídicas intracelulares. La energía derivada del catabolismo lipídico se convierte entonces en calor, permitiendo un rápido aumento de la temperatura corporal sin la activación de los músculos esqueléticos. Además de la función termogénica inmediata, evidencias clínicas y experimentales sugieren que el BAT puede influir en el metabolismo a largo plazo. La cantidad y la actividad del tejido marrón en los primeros días de vida parecen modular el balance energético, la sensibilidad a la insulina y el riesgo de obesidad, indicando un papel en la programación metabólica neonatal. Asimismo, la función del BAT contribuye al metabolismo lipídico agudo, movilizando rápidamente ácidos grasos para la producción de energía y protegiendo así los órganos vitales durante períodos de ayuno fisiológico o de estrés metabólico, con efectos potencialmente duraderos sobre el metabolismo sistémico.
Localización en el recién nacido
En los recién nacidos a término, el tejido adiposo marrón (BAT) está distribuido en áreas estratégicas que maximizan la capacidad termogénica y protegen los órganos vitales, contribuyendo a la regulación autónoma de la temperatura corporal. El principal depósito de BAT se encuentra en la región interescapular, entre las escápulas, y a menudo es observable también mediante técnicas de imagen radiológica o resonancia magnética. Esta zona representa un “zona termogénico central”, ya que el calor generado puede difundirse rápidamente hacia el tronco y el cuello, manteniendo estable la temperatura de los tejidos circundantes.
Otras concentraciones significativas se encuentran en el cuello y los hombros, regiones que protegen el tronco superior y favorecen la termorregulación de la cabeza, particularmente sensible a las pérdidas de calor. La región perirrenal y paravertebral contiene BAT que ayuda a preservar la temperatura de los riñones, la médula espinal y la columna vertebral, órganos fundamentales para la supervivencia neonatal. El mediastino, por último, alberga tejido adiposo marrón que puede contribuir a la termorregulación torácica y al mantenimiento de una actividad cardiopulmonar óptima.
Esta distribución no uniforme del BAT explica por qué algunas partes del cuerpo del recién nacido pueden parecer más calientes al tacto, como la región interescapular y el cuello, mientras que otras, como las extremidades periféricas, tienden a estar relativamente más frías, reflejando tanto la menor presencia de tejido marrón como la limitada vascularización periférica. La percepción de calor diferencial es, por tanto, un indicador indirecto de la actividad termogénica y de la distribución del BAT. La reducida termogénesis local puede traducirse con frecuencia en extremidades frías y en un tórax menos estable desde el punto de vista térmico, lo que hace necesaria una gestión ambiental y clínica cuidadosa, que incluya, por ejemplo, incubadoras con termorregulación tras el parto, contacto piel con piel y monitorización de la temperatura corporal central y periférica. La localización del BAT no solo determina la eficiencia de la termogénesis, sino también la percepción de calor y frío en las distintas regiones del recién nacido, con implicaciones directas para el cuidado clínico y la prevención de las complicaciones por hipotermia.
Consejos prácticos
El tejido adiposo marrón (BAT) en los recién nacidos es un aliado fundamental para mantener estable la temperatura corporal en los primeros días de vida. A diferencia de la grasa blanca, el BAT produce calor activamente sin necesidad de termogénesis por temblor, protegiendo órganos vitales como el cerebro, el corazón y los riñones. Algunos sencillos cuidados pueden apoyar la actividad del BAT y favorecer la termorregulación:
- Contacto piel con piel: mantener al recién nacido desnudo sobre el tórax materno estimula la producción de calor y favorece la adaptación metabólica.
- Postura supina: colocar al recién nacido boca arriba ayuda a ahorrar energía, reducir la dispersión térmica y garantizar la seguridad respiratoria.
- Mantener una temperatura ambiental adecuada: habitaciones demasiado frías pueden aumentar el riesgo de hipotermia en los recién nacidos.
- Lactancia frecuente (a demanda) y regular: aportar nutrientes permite al recién nacido disponer de sustratos energéticos para la termogénesis.
El BAT puede considerarse un refinado mecanismo natural de protección del recién nacido, un sistema biológico altamente especializado que garantiza continuidad térmica y estabilidad metabólica en una fase de la vida en la que la capacidad autónoma de adaptarse al entorno es todavía limitada. A través de la termogénesis sin tiritera, este tejido permite al recién nacido defenderse eficazmente de las variaciones ambientales, preservando la homeostasis y asegurando el correcto funcionamiento de los órganos vitales. Su activación, orquestada por complejos circuitos neuroendocrinos, da testimonio del elevado grado de sofisticación con el que el organismo humano protege la vida en sus primeras y más vulnerables etapas.
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