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Artículos científicos

Reflejos innatos del recién nacido: indicadores de maduración neurológica y estrategias de desarrollo

FOCUS: Desarrollo del recién nacido

Los reflejos neonatales representan respuestas motoras automáticas y estereotipadas presentes desde el nacimiento, fundamentales para la supervivencia inmediata, la nutrición, la protección y el desarrollo neuroconductual del recién nacido. Estas respuestas involuntarias no son simples movimientos aislados: forman parte de un sistema biológico altamente evolucionado, que favorece la adaptación del recién nacido al entorno extrauterino. Su observación y evaluación ofrecen información valiosa sobre la madurez neurológica y la funcionalidad del sistema nervioso central, proporcionando al cuidador herramientas para interpretar las señales del niño y responder adecuadamente a sus necesidades.

Desde el punto de vista neurofisiológico, los reflejos neonatales están mediados por circuitos espinales y troncoencefálicos, con contribuciones corticales limitadas en las primeras semanas de vida. La integración entre estímulos sensoriales (táctiles, visuales, olfativos) y respuestas motoras permite al recién nacido orientarse hacia fuentes nutritivas, mantener la estabilidad postural, explorar el entorno y comunicar necesidades fundamentales. Los circuitos límbicos y los sistemas neuroendocrinos, incluidos la oxitocina y la dopamina, modulan la respuesta conductual del recién nacido y favorecen la sincronización con el cuidador, facilitando el apego precoz y la regulación emocional recíproca.

Funcionalmente, los reflejos neonatales tienen múltiples roles adaptativos:

  • Para el recién nacido, garantizan la nutrición (como el rooting y el sucking reflex), la protección frente a estímulos repentinos (reflejo de Moro), la exploración y el contacto con el entorno y con la madre (grasping reflex, movimientos posturales).
  • Para el cuidador, la manifestación de estos reflejos ofrece señales claras sobre el estado de alerta, el hambre, el estrés o el bienestar del recién nacido, guiando conductas de cuidado, protección e interacción.

En este sentido, los reflejos neonatales constituyen un lenguaje biológico primario entre recién nacido y cuidador, esencial para la construcción de un vínculo afectivo precoz y para el apoyo al desarrollo psicomotor. Comprender las bases neurológicas y las funciones adaptativas de los reflejos neonatales no solo permite interpretar correctamente el comportamiento del recién nacido, sino que constituye un fundamento para la práctica clínica en neonatología y pediatría, orientada a optimizar la nutrición, la seguridad, el desarrollo neurológico y el vínculo madre–hijo.

Clasificación de los reflejos neonatales

La clasificación de los reflejos neonatales nace de los estudios neurológicos de las primeras décadas del siglo XX, con las contribuciones de investigadores como Joseph Babinski, Ernst Moro, Jules Landau y Johannes Galant, que describieron reflejos fundamentales para la supervivencia, el tono muscular y la protección del recién nacido. En los años sesenta y setenta, autores como Prechtl y Brazelton formalizaron una clasificación moderna basada en la función adaptativa y en el control neurológico. Los reflejos neonatales se dividen generalmente en tres categorías principales en función de su propósito adaptativo y del control neurológico: reflejos primitivos, reflejos posturales y reflejos de locomoción automática. Esta subdivisión permite comprender las diferentes finalidades evolutivas de los reflejos y evaluar el desarrollo neurológico del recién nacido de manera sistemática.

 

1. Reflejos primitivos

Los reflejos primitivos son respuestas automáticas presentes al nacimiento e integradas o suprimidas, por término medio, dentro de los primeros meses de vida. Cumplen funciones esenciales de supervivencia y nutrición, permitiendo al recién nacido obtener alimento, protección y contacto con el cuidador.

Rooting reflex: se manifiesta cuando se aplica un estímulo táctil en la mejilla o en los lados de la boca del recién nacido. En respuesta, el recién nacido gira la cabeza hacia el estímulo, abre la boca y orienta labios y lengua en dirección al pezón o a la fuente nutritiva. Este reflejo es crucial en los primeros días de vida para facilitar el agarre al pecho y garantizar una nutrición eficaz sin intervención externa.

  • Bases neurofisiológicas: mediado por circuitos del tronco encefálico y por núcleos motores craneales (V y VII), integrando aferencias sensoriales cutáneas y propioceptivas.
  • Tiempos: aparición inmediata al nacimiento, desaparición alrededor de los 4 meses.
  • Relevancia clínica: su ausencia o debilidad puede indicar hipotonía, lesiones craneales o retraso neurológico; su presencia e intensidad se monitorizan para valorar la integridad neurológica básica.

Sucking reflex: se trata de una succión rítmica en respuesta a estímulos en el paladar, los labios o la mejilla, que permite al recién nacido extraer la leche. Este reflejo es esencial para la nutrición precoz, la estimulación de la producción láctea materna a través de la oxitocina y la regulación del hambre y la saciedad.

  • Bases neurofisiológicas: controlado por núcleos motores del tronco encefálico (principalmente el núcleo del nervio trigémino y del nervio facial), en conexión con estructuras sensoriales y vías corticoespinales emergentes.
  • Tiempos: presente al nacimiento, normalmente se integra hacia los 4 meses, cuando la succión se vuelve voluntaria.
  • Relevancia clínica: las dificultades en el sucking reflex pueden comprometer la lactancia y señalar hipotonía, prematuridad o lesiones neurológicas.

Moro reflex: se activa en respuesta a estímulos repentinos, como un cambio de posición o un ruido fuerte. El recién nacido extiende brazos y piernas, los abduce y luego los lleva de nuevo hacia el tronco en un gesto similar a un abrazo. Su función principal es protectora, preparando al recién nacido para reaccionar ante posibles amenazas.

  • Bases neurofisiológicas: mediado por circuitos troncoencefálicos, en particular por el colículo superior y los núcleos vestibulares, con integración sensorial procedente del laberinto y de los receptores musculares.
  • Tiempos: presente al nacimiento, generalmente desaparece entre los 3 y 6 meses.
  • Relevancia clínica: la ausencia, asimetría o persistencia más allá de los 6 meses puede indicar daños neurológicos, parálisis braquial o trastornos del sistema nervioso central.

El reflejo de Moro toma su nombre del pediatra austriaco Ernst Moro (1874-1951), quien lo describió por primera vez en 1918. Moro observó que los recién nacidos responden a estímulos repentinos, como cambios de posición o ruidos fuertes, con una extensión rápida de brazos y piernas seguida de una aducción hacia el tronco, como si intentaran “abrazar” o protegerse.

 

Grasping reflex: el grasping reflex se manifiesta cuando se estimula la palma de la mano o la planta del pie del recién nacido: este cierra los dedos alrededor del objeto o de la superficie. Este reflejo favorece el contacto táctil precoz, estimula la exploración y refuerza la relación madre–hijo mediante el contacto físico.

  • Bases neurofisiológicas: reflejo mediado a nivel espinal por las motoneuronas α y γ, con integración sensorial, cutánea y propioceptiva.
  • Tiempos: aparición inmediata al nacimiento, desaparición entre los 3 y 4 meses.
  • Relevancia clínica: su ausencia puede indicar lesiones nerviosas periféricas o espinales; la persistencia más allá del periodo normal puede sugerir disfunciones neuromotoras.

 

2. Reflejos posturales

Los reflejos posturales emergen en los primeros meses de vida y reflejan la maduración del control motor, de la postura y del equilibrio. Anticipan el desarrollo de movimientos voluntarios complejos y coordinados.

Reflejo de Galant: se observa estimulando lateralmente la región lumbar del recién nacido a lo largo de la columna vertebral. La respuesta típica es una flexión lateral del tronco hacia el estímulo, acompañada en ocasiones de un ligero movimiento de los miembros inferiores.

  • Función adaptativa: facilita movimientos de ajuste postural y contribuye al desarrollo motor precoz, como la capacidad de rodar y estabilizarse en posición prona.
  • Bases neurofisiológicas: mediado por circuitos espinales y por interneuronas de la médula espinal, integrando estímulos táctiles y propioceptivos.
  • Tiempos: aparición al nacimiento, generalmente desaparece entre los 4 y 6 meses.
  • Relevancia clínica: su ausencia puede indicar lesiones medulares o hipotonía; una respuesta excesiva o asimétrica puede sugerir anomalías neuromotoras.

El reflejo de Galant debe su nombre al neurólogo y pediatra alemán Johannes Galant, que lo describió a principios del siglo XX. Galant observó que, al estimular lateralmente la región lumbar de recién nacidos y lactantes, el tronco tendía a flexionarse lateralmente hacia el estímulo, a menudo acompañado de un movimiento de los miembros inferiores.

 

Reflejo de Babinski: se manifiesta estimulando la planta del pie del recién nacido, desde la parte lateral del talón hacia los dedos. La respuesta se caracteriza por la extensión dorsal de los dedos del pie y su abducción.

  • Función adaptativa: refleja la maduración de los circuitos nerviosos piramidales y la funcionalidad de los sistemas espinales y corticoespinales. En los recién nacidos, la dorsiflexión de los dedos se considera normal; la misma respuesta en adultos puede indicar lesiones neurológicas.
  • Bases neurofisiológicas: mediado por la integridad de las motoneuronas corticoespinales y de los circuitos espinales, con modulación sensorial procedente de la estimulación plantar.
  • Tiempos: presente al nacimiento, desaparece generalmente entre los 6 y 12 meses, cuando maduran los reflejos corticales.
  • Relevancia clínica: su ausencia en el recién nacido puede indicar neuropatías periféricas o lesiones medulares; la persistencia más allá del periodo previsto puede sugerir lesiones corticoespinales.

El reflejo de Babinski toma su nombre del médico francés Joseph Babinski (1857-1932), quien lo describió detalladamente por primera vez en 1896. Babinski observó que, en los recién nacidos, la estimulación de la planta del pie provocaba una extensión dorsal de los dedos, mientras que en adultos con lesiones del sistema nervioso central se podía observar la misma respuesta anómala, que pasó a conocerse como signo de Babinski.

 

Reflejo de Landau: se observa levantando al recién nacido en posición prona, sosteniendo el tórax y dejando los miembros libres. El recién nacido responde con una extensión simultánea de cabeza, tronco y extremidades, como si intentara mantener el equilibrio.

  • Función adaptativa: anticipa el desarrollo del control postural y de la fuerza muscular del tronco, elementos fundamentales para la futura deambulación y para el mantenimiento de la postura erguida.
  • Bases neurofisiológicas: mediado por circuitos troncoencefálicos y espinales que integran información vestibular y propioceptiva, con modulación tónica muscular.
  • Tiempos: aparición alrededor de los 3 meses, con pico de intensidad entre los 3 y 12 meses; desaparece gradualmente cuando se estabilizan el control voluntario de los movimientos y la postura.
  • Relevancia clínica: su ausencia puede indicar hipotonía generalizada o retraso neuromotor; una respuesta pobre o incompleta puede reflejar déficits neurológicos centrales o periféricos.

El reflejo de Landau toma su nombre del pediatra francés Jules Landau (1879-1928), que lo describió detalladamente en recién nacidos y lactantes en los años veinte del siglo XX. Landau observó que, cuando se levantaba a un recién nacido en posición prona sosteniendo el tórax, tendía a extender simultáneamente cabeza, tronco y extremidades, como si intentara mantener el equilibrio.

 

3. Reflejos de locomoción automática

Los reflejos de locomoción automática son patrones motores innatos que permiten al recién nacido ejecutar movimientos coordinados en respuesta a estímulos específicos, sin control voluntario. Estos reflejos anticipan patrones motores complejos, como caminar y nadar, y representan una base fundamental para el desarrollo de la movilidad voluntaria y de una coordinación motora más sofisticada. Reflejan la integridad de los circuitos espinales y troncoencefálicos y contribuyen al aprendizaje motor precoz.

Reflejo de marcha automática (stepping reflex): cuando se mantiene al recién nacido en posición vertical con los pies en contacto con una superficie plana, se observan movimientos alternantes de los miembros inferiores similares a pasos. Este comportamiento se considera un prerrequisito motor que anticipa la marcha voluntaria, favoreciendo la coordinación entre extremidades y tronco y la modulación del tono muscular de los miembros inferiores.

  • Tiempos: presente al nacimiento, típicamente desaparece hacia las 6–8 semanas, debido al aumento del peso corporal que limita el movimiento espontáneo.
  • Función adaptativa: contribuye al desarrollo de los patrones locomotores y permite valorar la integridad neuromotora de los circuitos espinales.

Reflejo de natación: cuando el recién nacido se sumerge parcialmente en agua, muestra movimientos coordinados de brazos y piernas, con respiración automática, que recuerdan patrones de flotación y natación. Este reflejo es indicativo de coordinación neuromotora básica, equilibrio e integración sensorial.

  • Tiempos: aparición al nacimiento, normalmente disminuye hacia los 4–6 meses, cuando comienza a prevalecer el control voluntario de los movimientos.
  • Función adaptativa: favorece patrones motores de equilibrio y movimiento en el medio acuático, estimula músculos y articulaciones y contribuye a la movilidad voluntaria futura.

 

Guías para la evaluación de los reflejos neonatales

Las guías para la evaluación de los reflejos neonatales son recomendaciones clínicas basadas en evidencias científicas que definen modos, tiempos y criterios de observación de los reflejos innatos en recién nacidos. Estos protocolos sirven para estandarizar el examen neurológico precoz, interpretar correctamente las respuestas reflejas, identificar de manera temprana posibles anomalías en el desarrollo neuromotor y orientar intervenciones clínicas oportunas. El objetivo principal es garantizar una evaluación fiable y reproducible de los reflejos neonatales, promoviendo el seguimiento de la madurez neurológica, la seguridad del recién nacido y la calidad de la asistencia clínica.

  1. Contexto del examen neurológico
    • Se recomienda realizar el examen neurológico en un entorno tranquilo, cálido y durante un estado de alerta tranquila (“quiet alert”), para minimizar factores que puedan alterar la respuesta refleja.
    • Antes de evaluar los reflejos, es oportuno observar el tono muscular (axial y periférico), la postura de base y los movimientos espontáneos, para ofrecer un cuadro completo de la madurez neurológica.
  1. Reflejos a evaluar
    • Deben probarse los principales reflejos primitivos, como el Moro, la succión, el rooting y la prensión palmar, tal como se indica en el examen neurológico neonatal estándar.
    • También deben incluirse en la evaluación neurológica reflejos espinales y posturales (por ejemplo, el reflejo de Galant).
    • En los recién nacidos de alto riesgo (p. ej., prematuros, con hipotonía o condiciones críticas) se recomienda un seguimiento más frecuente de los reflejos primitivos, dado que respuestas ausentes o anómalas pueden ser predictivas de un desarrollo neurológico desfavorable.
  1. Interpretación de las respuestas
    • La presencia, intensidad, simetría y persistencia de los reflejos deben interpretarse a la luz de la edad gestacional del recién nacido. La maduración neurológica influye en estos parámetros.
    • La ausencia o la asimetría de un reflejo que debería estar presente, o su persistencia más allá del periodo esperado, son señales que requieren una evaluación neurológica más profunda.
    • Es importante considerar la variabilidad fisiológica: en recién nacidos sanos, la fuerza o la presencia de algunos reflejos puede variar en los primeros días de vida.
  1. Seguimiento en el tiempo
    • Repetir el examen neurológico, incluidos los reflejos, a intervalos regulares (por ejemplo, durante los controles pediátricos) para evaluar la integración o la evolución de las respuestas reflejas.
    • Documentar claramente cada respuesta refleja: cronología, presencia/ausencia, simetría, fuerza. Esto ayuda a poner de manifiesto cambios en el tiempo y a guiar eventuales estudios adicionales.
    • En situaciones de riesgo neurológico (recién nacidos con encefalopatía, hipotonía, complicaciones perinatales), utilizar escalas neuroconductuales o exámenes neurofuncionales más sofisticados (por ejemplo, Evaluación Neurofuncional) para integrar la exploración de los reflejos.
  1. Intervención clínica y seguimiento
    • En caso de respuestas reflejas anómalas, programar una evaluación neurológica especializada (neuropediatra) y considerar pruebas de imagen o estudios electrofisiológicos, si están indicados.
    • Activar rutas de intervención precoz (fisioterapia, estimulación motora) en recién nacidos con alteraciones reflejas que sugieran disfunciones neuromotoras.
    • Formar al personal sanitario (matronas, pediatras) sobre las técnicas correctas de evocación de los reflejos y sobre las implicaciones clínicas de las respuestas anómalas, para garantizar un examen fiable y uniforme.
  1. Documentación y calidad del examen
    • Utilizar protocolos estandarizados para el examen neurológico neonatal, incluidos los reflejos, como los descritos en las guías NIPE (Neonatal and Infant Physical Examination).
    • Garantizar una formación periódica de los profesionales en la identificación de los reflejos y en las normas clínicas para mejorar la precisión diagnóstica y reducir la variabilidad entre examinadores.
    • Registrar y analizar los datos de los reflejos en bases clínicas para contribuir al estudio continuo de la variabilidad normal de los reflejos neonatales y mejorar las prácticas basadas en la evidencia.

La subdivisión de los reflejos neonatales en categorías de reflejos primitivos, posturales y de locomoción automática ofrece un marco conceptual fundamental para comprender e interpretar las múltiples funciones adaptativas que desempeñan estos comportamientos innatos.
A través de esta clasificación es posible reconocer cómo cada reflejo contribuye a la supervivencia del recién nacido, al mantenimiento de la postura y al desarrollo de los futuros patrones motores voluntarios, poniendo de relieve su relevancia evolutiva y biológica. Además, la evaluación sistemática de los reflejos permite estimar la madurez neurológica del recién nacido, ya que la ausencia, la persistencia más allá de los tiempos previstos o la asimetría en las respuestas pueden representar señales precoces de disfunciones neurológicas o de compromiso del desarrollo motor.

Esta clasificación proporciona, por tanto, herramientas útiles a los profesionales sanitarios para orientar intervenciones clínicas precoces y específicas, identificando a tiempo eventuales retrasos en el desarrollo neuromotor o trastornos del tono y de la coordinación, y permitiendo la implementación de estímulos específicos y protocolos de apoyo funcional dirigidos a favorecer una maduración armónica del sistema nervioso central y periférico. De este modo, el conocimiento y la aplicación de la clasificación de los reflejos neonatales se configuran no solo como un método de observación diagnóstica, sino también como una guía para estrategias preventivas y de promoción del desarrollo fisiológico y motor del recién nacido.

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Università di Ferrara, Dipartimento di Pediatria. “Lezioni di Neonatologia – Esame neurologico: riflessi neonatali” (dispensa didattica) – 2025

Associazione Italiana di Terapisti della Neuro e Psicomotricità dell’Età Evolutiva (AITNE) / SINPIA. Identificazione del neonato a rischio e intervento riabilitativo. Documento di linea guida con patrocinio SINPIA, 2024

Policlinico di Milano. “Strumenti per il pediatra – schede per la valutazione neurofunzionale neonatale” (schede di sviluppo) – aggiornamento 2025