Artículos científicos
Viajar durante el embarazo: pautas para una planificación segura y consciente
El embarazo, aunque fisiológico en la mayoría de los casos, representa una condición dinámica en la que las actividades ordinarias, incluido los viajes, requieren una revisión de los hábitos y la adopción de medidas de precaución destinadas a proteger la salud materno-fetal. En ausencia de contraindicaciones obstétricas específicas, los desplazamientos no están contraindicados, siempre que se planifiquen con atención y de acuerdo con las indicaciones del profesional de referencia.
El periodo ideal para viajar
Desde el punto de vista clínico, el segundo trimestre del embarazo – comprendido entre la semana 14 y la 28 – se considera como el periodo óptimo para viajar, ya que se caracteriza por la regresión de los síntomas iniciales como náuseas y fatiga, una mejor adaptación fisiológica del cuerpo materno a las modificaciones endocrinas y cardiovasculares, y un riesgo relativamente bajo de parto prematuro. En este intervalo, además, el volumen uterino y el grado de molestia mecánica aún permiten una buena movilidad y bienestar general.
Elección del destino: ¿mar o montaña?
La elección del destino debe guiarse por un equilibrio entre preferencias personales, tolerancia al clima, condiciones clínicas preexistentes y disponibilidad de estructuras sanitarias adecuadas.
- Ambiente marino: resulta especialmente adecuado durante el embarazo por diversas razones. La estabilidad climática, la exposición moderada al sol (útil para la síntesis de vitamina D), la presencia de yodo y el grado de humedad atmosférica favorecen la función respiratoria y tiroidea. Además, la posibilidad de realizar actividad física ligera, como paseos por la orilla del mar, mejora la circulación venosa y ayuda a reducir el edema y la sensación de pesadez en las piernas, comunes en la gestación.
- Ambiente montañoso: ofrece beneficios como aire limpio, menor densidad poblacional y estimulación psicofísica a través de caminatas moderadas. Sin embargo, la altitud puede representar un factor de riesgo para la gestante. Por encima de los 500 a 1.700 metros, la disminución de la presión parcial de oxígeno puede comprometer la perfusión placentaria, exponiendo al feto a riesgos por hipoxia. Por ello, se recomienda limitar la estancia en altitud elevada y optar por localidades a alturas intermedias, de fácil acceso y con servicios médicos adecuados.
Modo de transporte: seguridad y confort
La elección del medio de transporte es otro parámetro que debe evaluarse cuidadosamente.
Transporte aéreo
El viaje en avión, considerado generalmente seguro en embarazos fisiológicos hasta la semana 36 (semana 32 en caso de embarazo gemelar), requiere algunas precauciones, especialmente en vuelos de más de cuatro horas. Para prevenir eventos tromboembólicos, se recomienda:
- Usar ropa cómoda y no ajustada
- Utilizar medias de compresión graduada
- Mover las piernas con frecuencia
- Mantener una hidratación adecuada
Las políticas de las aerolíneas varían: algunas solicitan un certificado médico de aptitud, incluso a partir de la semana 28. Por tanto, es esencial verificar con antelación los requisitos, llevando siempre documentación actualizada que incluya la fecha probable de parto, comorbilidades y contactos médicos.
Viaje en tren
El tren ofrece mayor libertad de movimiento, acceso a baños y menores vibraciones mecánicas, lo que lo hace preferible a trayectos largos en autobús o automóvil.
Viaje en coche
En automóvil, es fundamental usar correctamente el cinturón de seguridad, colocando la banda inferior por debajo del abdomen y la superior entre los senos, evitando compresiones directas sobre el útero. Las pausas frecuentes, una buena climatización, postura ergonómica y evitar cambios bruscos de temperatura contribuyen al confort y seguridad de la embarazada.
En cambio, la motocicleta está desaconsejada, debido a su inestabilidad, las vibraciones que pueden estimular la contractilidad uterina y el mayor riesgo de traumatismo directo.
Viaje en ferry
Los desplazamientos en ferry, aunque cómodos y frecuentemente utilizados, requieren una evaluación atenta durante el embarazo. Es importante considerar la tolerancia individual al mareo, la duración del trayecto y la disponibilidad de asistencia médica a bordo. En caso de primer embarazo o presencia de condiciones clínicas particulares, se recomienda consultar previamente al ginecólogo, especialmente para travesías largas o condiciones marítimas desfavorables.
Higiene alimentaria y precauciones sanitarias durante el viaje
En contextos extracomunitarios o con bajo estándar higiénico-sanitario, es fundamental:
- Beber solo agua embotellada y sellada
- Evitar hielo, frutas y verduras no lavadas o no peladas
- Excluir alimentos crudos o poco cocidos
- Preferir productos pasteurizados
Estas medidas reducen el riesgo de infecciones alimentarias, que durante el embarazo pueden tener consecuencias graves.
Seguro médico y documentación clínica
Una buena planificación incluye la verificación de la cobertura del seguro de salud para emergencias obstétricas y llevar consigo un dossier actualizado con:
- Certificado de embarazo
- Historia clínica relevante
- Medicación en curso
- Contactos médicos útiles
Viajar durante el embarazo no solo es posible, sino que puede representar una experiencia regeneradora y beneficiosa para el equilibrio psicofísico de la mujer, siempre que cada decisión se adapte a las necesidades clínicas individuales y se apliquen las medidas preventivas con rigor.
Una consulta prenatal con el ginecólogo de referencia sigue siendo la condición esencial para garantizar seguridad y tranquilidad para la díada madre-feto durante los desplazamientos.
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