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Artículos científicos

Más allá de la madre: cómo la voz de una segunda figura moldea el vínculo pre y postnatal

FOCUS: El vínculo

El primer sonido que un recién nacido reconoce es la voz de su madre, pero la voz de una segunda figura de referencia, ya sea masculina o femenina, juega un papel crucial en el proceso de vinculación (bonding) y en el desarrollo neuroemocional del bebé.

Este principio es la base de las investigaciones más recientes sobre el vínculo prenatal y postnatal, que demuestran cómo la presencia vocal constante de una figura significativa más allá de la madre favorece un lazo afectivo temprano y duradero.

El neurocientífico Steven Porges (2011), conocido por su teoría polivagal del sistema nervioso autónomo, afirma:

“La voz humana tiene un poder regulador sobre el sistema nervioso autónomo que puede calmar, tranquilizar y facilitar el apego emocional en el recién nacido.”

Paralelamente, la psicóloga Marian Diamond (1998) subraya:

“La exposición a diferentes voces y sonidos ayuda a crear un cerebro más flexible y resiliente.”

Memoria prenatal y reconocimiento de la voz

El feto desarrolla la capacidad de percibir y memorizar sonidos y estímulos vocales ya en el tercer trimestre de gestación. La voz de la madre, filtrada por el líquido amniótico, es la más familiar y reconfortante.

Sin embargo, la voz de una segunda figura de referencia (masculina o femenina) también puede ser reconocida y registrada por el sistema nervioso fetal si se presenta de forma regular. Esta memoria prenatal es fundamental: al nacer, el recién nacido reconoce y responde con calma y atención a esas voces familiares, demostrando que su cerebro ha construido conexiones tempranas que influyen en su comportamiento postnatal.

Efecto plástico cerebral de la voz

Uno de los aspectos más fascinantes del vínculo mediado por la voz es el llamado efecto plástico cerebral, es decir, cómo la voz modulada y familiar influye en las ondas cerebrales del recién nacido.

Estudios de neuroimagen y EEG muestran que escuchar voces conocidas aumenta las ondas alfa y theta, asociadas a estados de relajación profunda, atención y memoria. Este efecto regula la actividad cortical, promoviendo un estado neurofisiológico óptimo para el aprendizaje y la regulación emocional.

Además, contribuye al establecimiento de una comunicación neurobiológica temprana entre el bebé y la figura de referencia. Como señala el neuropsicólogo Mark Johnson (2019):

“La voz humana no es solo una señal acústica, sino un modulador complejo que moldea la actividad cerebral y las respuestas emocionales del niño en desarrollo.”

La voz de la segunda figura: estimulación afectiva y regulación emocional

La voz masculina o de una segunda figura presenta características acústicas distintas a la de la madre, ofreciendo al recién nacido una estimulación vocal variada que enriquece su repertorio sensorial y favorece la adaptación neuroemocional. La presencia constante de esta voz modula la respuesta al estrés del bebé, reduce la frecuencia cardíaca y favorece la regulación del sistema nervioso autónomo a través de mecanismos de co-regulación emocional.

La diversidad vocal de las diferentes figuras de referencia crea un entorno rico en estímulos afectivos, lo que facilita el desarrollo de la regulación emocional. En este contexto, el bebé experimenta una mayor sensación de seguridad y pertenencia, elementos clave para un crecimiento sano y equilibrado. El reconocimiento y la familiaridad con la voz de la segunda figura fortalecen la formación de un vínculo afectivo que va más allá del contacto físico inmediato. Hablar, cantar o simplemente interactuar vocalmente ayuda al bebé a tolerar mejor los estímulos ambientales y a desarrollar una mayor capacidad de autorregulación emocional.

Por último, el contacto vocal, cuando se combina con prácticas como el contacto piel con piel, amplifica los beneficios fisiológicos sobre los sistemas cardiovascular y respiratorio, contribuyendo al bienestar general del bebé durante sus primeros meses de vida.

Ejemplos prácticos de aplicación

Exposición vocal prenatal regular: la segunda figura de referencia puede dedicar momentos diarios a hablar o cantar al vientre materno con voz calmada y modulada. Esto estimula la memoria prenatal y genera una familiaridad tranquilizadora en el  momento del nacimiento.

Participación activa en los controles médicos: estar presente durante las visitas obstétricas o los cursos de preparación al parto fortalece la conexión emocional con el bebé y permite un compromiso más consciente con su cuidado futuro.

Contacto vocal postnatal combinado con el piel con piel: durante el contacto piel con piel, la segunda figura puede hablar o cantar al recién nacido, creando una sinergia sensorial que mejora la regulación neurovegetativa y la estabilidad cardiorrespiratoria.

Rutinas de cuidado diario: hablar al bebé durante actividades cotidianas como cambiar el pañal, el baño o el momento de dormir refuerza la presencia afectiva y mejora la regulación emocional en momentos de tensión o inquietud.

Regulación de estímulos ambientales: la segunda figura puede modular luces y ruidos, integrando estímulos vocales tranquilos y reconfortantes para crear un entorno óptimo para el bienestar neurofisiológico del bebé.

Conclusiones

El vínculo prenatal y postnatal mediado por la voz de una segunda figura de referencia cumple una función crucial en el desarrollo neuroemocional del bebé y en la consolidación de un lazo afectivo temprano.

La voz es una de las primeras y más poderosas formas mediante las cuales el sistema nervioso regula la emoción y promueve la conexión social. El efecto plástico cerebral demuestra además que la voz familiar modula la actividad cortical, optimizando la regulación emocional y la capacidad de aprendizaje del recién nacido.

A través de prácticas vocales dirigidas y combinadas con el contacto físico, es posible generar una experiencia de seguridad y bienestar que sustente un entorno familiar equilibrado y funcional.

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