Artículos científicos
Buenos días, soy un recién nacido: les presento mi viaje sensorial
La estimulación sensorial es como un gran concierto en nuestro cerebro, donde todos nuestros sentidos – el tacto, la vista, el olfato, el gusto, el oído y otros más – envían sus propias notas para ser recogidas, armonizadas e interpretadas de la mejor manera en nuestras acciones cotidianas. Es como si nuestro cerebro fuera el director de orquesta, orquestando toda esta información para ayudarnos a movernos, interactuar con el mundo e incluso comunicarnos. Este proceso es esencial para adaptarnos a las diversas situaciones a las que nos encontramos cada día.
La estimulación sensorial neonatal sigue un orden natural, un poco como aprender a tocar un instrumento. Primero, el recién nacido aprende las notas básicas, como sentir su cuerpo y comprender la fuerza de gravedad. Luego, a medida que crece, agrega nuevos instrumentos a su repertorio, como reconocer a las personas y los objetos a su alrededor.
Cuando nacemos, nuestro sistema sensorial ya está listo para explorar el mundo, aunque no esté completamente desarrollado. Es como si tuviéramos un instrumento musical recién afinado, listo para ser tocado. Y son los estímulos externos los que nos ayudan a aprender, a tocar, a organizar nuestros movimientos y a crear nuevas melodías. La estimulación sensorial es el ritmo que da vida a nuestra experiencia en el mundo, permitiéndonos crecer, aprender y adaptarnos continuamente a los desafíos que encontramos en el camino.
La estimulación sensorial del feto
Cuando hablamos de la estimulación sensorial del embrión, nos referimos a todas las experiencias afectivas e involucrantes que el bebé puede experimentar en el útero materno. Imagina que, mientras el bebé crece al calor en el útero de la mamá, puede sentir caricias suaves a lo largo del vientre, puede escuchar melodías relajantes o incluso las dulces palabras de mamá o papá. Estas experiencias no solo lo ayudan a familiarizarse con el mundo exterior, sino que también pueden brindar una sensación de seguridad y amor.
La estimulación sensorial del embrión se refiere a las experiencias sensoriales que este puede experimentar en el útero materno. Estas experiencias pueden incluir sensaciones táctiles, auditivas e incluso visuales en cierta medida. Puede percibir el tacto a través del contacto con las paredes del útero, los movimientos de la mamá y otros estímulos táctiles que pueden atravesar el líquido amniótico. El pequeño puede escuchar sonidos provenientes del exterior, como la voz de la mamá, el latido cardíaco materno, sonidos ambientales e incluso música. Esta capacidad auditiva se desarrolla durante la gestación y puede influir en el desarrollo del oído del bebé después del nacimiento. Aunque su vista está limitada debido al ambiente oscuro del útero, hay pruebas que sugieren que puede percibir la luz que filtra a través del vientre de la mamá. Esto puede influir en el desarrollo de los ojos y del sistema visual. La estimulación sensorial puede tener un impacto en el desarrollo cognitivo y sensorial del embrión y puede influir en su bienestar general. Por ejemplo, se cree que la música suave o las voces reconfortantes pueden tener un efecto calmante en el bebé antes de nacer, mientras que los sonidos demasiado fuertes o estresantes podrían causar malestar.
¡Hagamos un viaje al mundo del recién nacido en el vientre!
El profesor Soldera destaca que en el vientre, el bebé es como un verdadero acróbata acuático, navegando entre las corrientes del líquido amniótico donde sus necesidades metabólicas se satisfacen automáticamente. Desde las primeras etapas del desarrollo, manifiesta un comportamiento postural que se refleja en el equilibrio fluido gracias a la estimulación laberíntica. ¡Saca todas sus mejores posturas ya desde la semana dieciséis, aproximadamente!
Este comportamiento postural atestigua la actividad motora del pequeño. Hacia la semana dieciséis de gestación, sus movimientos se vuelven más frecuentes e intensos. Se producen tanto de manera espontánea como en respuesta a estímulos sensoriales. Este período marca una fase de crecimiento y desarrollo significativa.
Atención, cuando el bebé sale de la comodidad del útero materno y se presenta en el escenario de la vida, el recién nacido se convierte repentinamente en el protagonista principal de un gran espectáculo humano. A partir de ese momento, necesita de mamá y papá, quienes deben estar listos para cuidarlo, porque, bueno, ¡no es precisamente el mejor actor cuando se trata de satisfacer sus necesidades vitales por sí solo! Las funciones musculares y sensoriales del recién nacido aún están en desarrollo y pueden ser limitadas al principio. Cuando el recién nacido se expone a la fuerza de gravedad al momento del nacimiento, su tono muscular podría no ser suficiente para mantener el equilibrio del cuerpo adecuadamente. Como resultado, su motricidad se limita principalmente a reacciones reflejas, concentradas principalmente en los miembros.
El nacimiento
En el primer mes de vida, los recién nacidos ya son pequeños exploradores del mundo que los rodea. Pueden interpretar algunas de sus sensaciones físicas y reaccionar instintivamente a ellas.
El tacto
El sentido del tacto es uno de los primeros en desarrollarse durante la vida prenatal y mantiene su importancia también al nacer. Basta con tocar suavemente la mejilla del recién nacido y él girará la cabeza hacia la mano, un reflejo conocido como “reflejo de los puntos cardinales”.
El repertorio conductual del recién nacido se describe en términos de reflejos y postura, donde por reflejos se entienden aquellos movimientos o comportamientos que pueden ser producidos por un estímulo externo; mientras que la postura se refiere a la posición que el recién nacido adopta como hábito adquirido en las últimas semanas de gestación (posición fetal).
Además, existe el reflejo de prensión: el recién nacido tiende a agarrar cualquier objeto que se le ponga en la mano. Basta con rozarle las manos y enseguida las cerrará alrededor del dedo o del objeto. Este reflejo le ayuda a sujetarse a algo y a evitar caerse, ya que aún no tiene la capacidad de abrir o extender los dedos. Aunque estas reacciones son innatas y automáticas, es importante que las sensaciones se integren para que el reflejo tenga un significado y sea útil para el niño.
A esta edad, las sensaciones táctiles son fundamentales para el bienestar emocional del recién nacido. La estimulación táctil no solo proporciona información sobre el entorno, sino que también ayuda a construir un vínculo emocional con la mamá. El recién nacido busca la estimulación táctil tanto como forma de autoconsuelo (por ejemplo, agarrándose a una sábana o a una camiseta de la mamá cuando se siente incómodo) como para establecer un contacto con quien lo cuida.
La estimulación sensorial de las manos del recién nacido a través del tacto es un componente importante del desarrollo neurosensorial y cognitivo durante la primera infancia. La piel es un órgano sensorial importante que juega un papel fundamental en la percepción sensorial y en el vínculo entre padres e hijos. La caricia ligera en las manos del recién nacido estimula los receptores táctiles cutáneos, desencadenando una respuesta neural y neuroendocrina que puede promover una sensación de calma y seguridad en el recién nacido. El masaje delicado de las manos con aceites hidratantes puede mejorar la circulación sanguínea local y proporcionar una experiencia táctil placentera.
La estimulación táctil de las manos con juguetes colgados en la hamaca o en el balancín ofrece una oportunidad única para fomentar el desarrollo sensorial y motor del recién nacido y promueve la exploración y la sensibilización de las manos. El neonato es animado a extender las manos hacia los juguetes oscilantes, desarrollando así la coordinación ojo-mano y la capacidad de alcanzar y agarrar objetos. Este es un hito importante en el desarrollo motor y sensorial durante los primeros meses de vida. Cuando agarra los juguetes y los mueve, recibe retroalimentación sensorial a través del sentido del tacto y el movimiento de las manos. Esta experiencia sensorial contribuye a la conciencia corporal y a la comprensión de las propiedades de los objetos, como la textura y la forma. Los objetos oscilantes también pueden estimular la curiosidad y el interés del recién nacido, promoviendo así el desarrollo cognitivo y el aprendizaje a través de la exploración sensorial. El recién nacido puede comenzar a hacer conexiones entre los movimientos de las manos y la respuesta de los objetos, abriendo la puerta a un proceso de aprendizaje sensorial más complejo.
La estimulación táctil a través de los movimientos de los pies es una manera maravillosa de involucrar al recién nacido y promover el desarrollo sensorial y motor. Aquí hay algunas formas de estimular táctilmente al bebé:
- Masaje de los pies: Masajear suavemente los pies del bebé puede proporcionar una agradable estimulación táctil y favorecer la relajación. Se puede usar una pequeña cantidad de aceite o crema hidratante haciendo movimientos circulares, concentrándose en las plantas de los pies, los dedos y alrededor de los tobillos.
- Exploración táctil con objetos: Ofrecer al bebé objetos seguros y agradables para tocar y agarrar con los pies. Por ejemplo, se pueden proporcionar pequeños juguetes suaves o telas con diferentes texturas para que los explore.
- Pies en el agua: Un baño caliente es una excelente oportunidad para estimular los pies del bebé. Puedes hacer que la experiencia del baño sea aún más divertida añadiendo pequeños juguetes flotantes en el agua o simplemente dejando que mueva los pies en el agua.
El uso de superficies con tejidos en relieve para la estimulación táctil del bebé representa una componente crucial en el campo del desarrollo infantil. Este enfoque, respaldado por evidencias científicas, tiene como objetivo proporcionar al bebé una variedad de sensaciones táctiles a través del contacto con materiales estructurados de manera específica, y está asociado con un aumento de la respuesta neuronal en los circuitos sensoriales primarios y secundarios, potenciando así el desarrollo de las habilidades táctiles. La interacción con colchones especialmente diseñados para el bienestar sensorial ayuda a la estimulación de la actividad de los receptores táctiles periféricos, contribuyendo al afinamiento de la percepción sensorial, la formación de las rutas neuronales y la integración sensorial en el sistema nervioso central. El bebé está naturalmente inclinado a explorar el mundo a través del contacto físico. Ofrecer superficies con tejidos en relieve anima al bebé a tocar, explorar y manipular activamente el material, contribuyendo así al desarrollo de las habilidades motoras y cognitivas. Esta práctica podría reforzar la plasticidad sensorial del sistema nervioso, potenciando la capacidad del bebé para integrar la información sensorial proveniente del entorno circundante.
El concepto de Stern sobre la estimulación táctil en los bebés es fundamental en el ámbito del desarrollo infantil. Se trata de la idea de que la exposición a tejidos estructurados (varias texturas y materiales) puede mejorar su conciencia corporal. Fomentar activamente la exploración táctil en los bebés no solo les ayuda a desarrollar una conexión más profunda con el mundo circundante, sino que también puede tener beneficios a largo plazo en su desarrollo y bienestar cognitivo, emocional y motor.
Colocar al bebé boca abajo sobre una superficie adecuada permite estimular la percepción táctil a través del contacto directo del tronco, la barriga y las extremidades con la superficie. Esta posición facilita el desarrollo de la musculatura del cuello y de la espalda, así como de las habilidades de exploración sensorial del bebé.
A los dos meses de vida, el desarrollo del niño se produce principalmente a través de dos factores clave: la maduración genética y el ejercicio funcional. Durante la etapa fetal, el desarrollo está guiado principalmente por la maduración genética, con una influencia limitada del entorno circundante. Sin embargo, al nacer, los procesos de maduración continúan, pero se enriquecen y potencian por el rol estimulante del entorno. Esto significa que, mientras los factores genéticos continúan jugando un papel importante en el desarrollo del niño, el entorno circundante se vuelve cada vez más significativo para moldear y promover el crecimiento y el desarrollo del niño. La interacción con personas, objetos y estímulos ambientales proporciona al niño una variedad de experiencias sensoriales y cognitivas que son cruciales para su desarrollo. Así, a los 2 meses de vida, el niño se beneficia tanto de su predisposición genética como de las experiencias interactivas con el entorno circundante. Este enfoque integrado al crecimiento y desarrollo del niño subraya la importancia de un entorno rico en estímulos y de interacciones positivas para favorecer su pleno potencial de crecimiento y aprendizaje.
¿Necesidades o interacciones sensoriales?
Sue Gerhardt destaca que durante los primeros 2 meses de vida, la motricidad del recién nacido es principalmente de tipo subcortical, similar a la del embrión. Los centros nerviosos encefálicos y mesencefálicos tienen una ventaja significativa en la maduración respecto a la corteza cerebral. Como resultado, el comportamiento del recién nacido está principalmente guiado por sus necesidades orgánicas y por un ritmo de alimentación y sueño. Sin embargo, no se debe subestimar la importancia de las interacciones sensoriales y de las estimulaciones ambientales en el fomento del desarrollo cognitivo y motor del niño (S. Gerhardt: “We love mothers: how affection shapes a baby’s brain”).
El gusto
En cuanto al gusto, el recién nacido muestra una notable capacidad de respuesta diferenciada a los diferentes sabores desde el nacimiento. Desde los primeros días de vida, los bebés son sorprendentemente activos en su viaje de descubrimiento de sabores. Pero, ¿cómo pueden los bebés experimentar el gusto desde tan pequeños? Pues parece que ya tienen un paladar muy desarrollado desde el nacimiento. Esto se debe a que, durante el embarazo, absorben los sabores de los alimentos consumidos por la mamá a través del líquido amniótico. Así, cuando llegan al mundo, ya tienen cierta familiaridad con diferentes sabores. Además, se dice que los bebés son más propensos a disfrutar de los sabores dulces en lugar de los amargos, probablemente porque lo dulce está asociado con la leche materna, que es su fuente principal de nutrición.
La leche materna tiene un sabor único que refleja la dieta y el metabolismo de la mamá. También contiene muchos nutrientes esenciales para el bebé. Los recién nacidos pueden desarrollar una preferencia por este sabor familiar. Los bebés han desarrollado el sentido del olfato y del gusto ya antes de nacer. Reconocen el sabor de la leche materna gracias a sus sentidos bien desarrollados. El acto de amamantar no es solo nutrición, sino también un momento de conexión y consuelo entre madre e hijo. El sabor de la leche materna puede estar asociado a sensaciones de seguridad y amor, contribuyendo así al vínculo postnatal.
Imagina al bebé en la fase de destete, con sus expresiones graciosas, mientras experimenta los diferentes sabores. Podrías notar que reacciona con alegría y sonríe cuando saborea algo dulce o agradable. ¡Pero cuidado con las muecas divertidas cuando prueba algo amargo o ácido! Es realmente un momento divertido para todos. Así que, mientras tu pequeño explora el mundo a través del gusto, espera compartir con él cada nuevo descubrimiento y disfruta de cada sonrisa y cada mueca en el camino.
No se juega con la comida… ¿O sí?
La introducción de la comida es un momento emocionante para el bebé y representa una oportunidad extraordinaria para estimular sus sentidos de una manera divertida y significativa. Imagina preparar una pequeña papilla para tu bebé, tal vez un puré de frutas o verduras frescas. Observa su expresión mientras explora la comida con sus manitas y su carita llena de curiosidad. ¡Este es el momento perfecto para involucrarlo sensorialmente! Podrías animarlo a tocar y manipular la comida con las manos, sintiendo su consistencia y temperatura. También podrías jugar con él, haciéndole oler la comida antes de probarla, así estimulando también su sentido del olfato.
Olfato
El olfato también juega un papel significativo en el desarrollo de las preferencias sensoriales del recién nacido. Al nacer, el bebé manifiesta reacciones distintas a varios estímulos olfativos, con cambios en la frecuencia cardíaca, el ritmo respiratorio y la mímica facial. Estas reacciones reflejan su percepción de las diferencias entre olores agradables y desagradables, y también demuestran la capacidad de reconocer el olor de su mamá en comparación con otros.
Exactamente, durante el desarrollo fetal, el área olfativa alcanza su pico de desarrollo alrededor del sexto mes de gestación. Durante su gestación, está expuesto a una variedad de olores a través del líquido amniótico, lo que contribuye al desarrollo del olfato. Sin embargo, es importante notar que, a pesar del pico de desarrollo, el sentido del olfato continúa madurando después del nacimiento. Mientras que el recién nacido es capaz de percibir una amplia gama de olores desde los primeros días de vida, su sentido del olfato sigue refinándose y adaptándose a las experiencias sensoriales en el entorno exterior. El olfato sigue siendo un sentido dinámico que continúa desarrollándose y adaptándose durante las primeras etapas de la vida del bebé.
Oído
En cuanto al oído, el recién nacido demuestra una sensibilidad creciente a los sonidos ya desde el vigésimo día de vida. Las respuestas motoras, como la succión no nutritiva, pueden variar según el tipo de sonido y el lado del oído estimulado. Por ejemplo, una succión más vigorosa puede observarse cuando el bebé es expuesto a estímulos verbales en el oído derecho en comparación con el izquierdo, mientras que la música puede suscitar una reacción opuesta.
Vista
Al nacer, el recién nacido dispone del sentido de la vista, pero su capacidad visual es limitada. La visión del neonato es borrosa y aún no se ha ejercitado plenamente. Sin embargo, bajo el estímulo luminoso, su sistema visual comienza a desarrollarse rápidamente. El área de la corteza occipital, responsable de la transformación de las señales provenientes de la retina en imágenes comprensibles, aún no está completamente organizada. Sin embargo, bajo el estímulo luminoso, las células nerviosas comienzan a moverse y a establecer conexiones entre sí. Este proceso de organización y conexión de las células nerviosas ocurre rápidamente y permite al recién nacido percibir e interpretar mejor la información visual que recibe. La imagen se forma a partir de una red de células nerviosas que funcionan de manera similar a una pantalla de televisión, transformando las señales eléctricas provenientes del ojo en imágenes comprensibles. Con el tiempo y la experiencia, este proceso de desarrollo visual se completa y la visión del recién nacido se vuelve más nítida y detallada. La visión de los recién nacidos de un mes no está completamente desarrollada en comparación con los otros sentidos, pero poseen capacidades visuales innatas desde el nacimiento. Los recién nacidos muestran un interés temprano en explorar el entorno, demostrando la capacidad de levantar los párpados y de enfocar la mirada en estímulos visuales relevantes.
En esta primera etapa del desarrollo visual, tienen la capacidad de reconocer el rostro de la madre y otros objetos familiares cuando se colocan a una distancia de aproximadamente 25-30 cm. Más allá de esta distancia, la percepción visual aún es limitada y borrosa. Durante la observación de los objetos, los recién nacidos tienden a examinar primero los contornos y luego los detalles internos. Por ejemplo, cuando miran un rostro humano, siguen primero la silueta general antes de enfocarse en los ojos y la boca, lo que indica un enfoque secuencial en el análisis visual. Además, los recién nacidos muestran preferencias visuales por ciertos tipos de estímulos. Al principio, los recién nacidos ven principalmente en blanco y negro o con tonos de gris. La percepción del color se desarrolla gradualmente en los primeros meses de vida. Prefieren los objetos coloridos en comparación con los grises y se sienten particularmente atraídos por objetos con fuertes contrastes. Estas preferencias sugieren una sensibilidad temprana a la luz, a las formas y a los colores. Los primeros meses de vida representan una fase crucial en el desarrollo visual de los recién nacidos, durante la cual comienzan a explorar activamente el mundo visual que los rodea y a desarrollar gradualmente las bases para la percepción visual futura.
La visión periférica de los recién nacidos está más desarrollada en comparación con la visión central. Esto significa que son capaces de percibir objetos situados a los lados de su campo visual más fácilmente que aquellos directamente frente a ellos.
El desarrollo por etapas
Esta descripción ofrece una visión fascinante y detallada del extraordinario proceso de desarrollo cognitivo y sensorial de los recién nacidos durante los primeros días, semanas y meses de vida.
A los 3 días, el recién nacido comienza a orientarse hacia la voz de la madre, asociándola con la experiencia de la alimentación. Esto demuestra una capacidad temprana de conectar experiencias sensoriales, como el oído y el sentido del gusto.
A los 7 días, el recién nacido ya distingue el pecho de la madre de los demás, no solo por el olor sino también por otras características sensoriales, como la forma y la temperatura. Esto sugiere una rápida capacidad de aprendizaje y de adaptación a sus necesidades de supervivencia.
A los 10 días, el recién nacido es capaz de reconocer el rostro de la madre, demostrando una creciente conciencia de la identidad de las personas significativas en su entorno.
A las 2 semanas, el recién nacido comienza a reconocer también el rostro del padre y a distinguir las diferencias sensoriales entre las figuras paternas y maternas. Esto evidencia una capacidad de aprendizaje rápido y la habilidad de asociar experiencias sensoriales con las personas significativas en su vida.
A las 6 semanas, el recién nacido desarrolla una conexión emocional con ambos padres, demostrando una creciente confianza y familiaridad con las figuras de apego. Esto sugiere una rápida maduración de las relaciones emocionales y sociales del recién nacido.
Mientras tanto, el recién nacido también comienza a adquirir comprensión del ritmo de la palabra y de las asociaciones entre sonidos, gestos y objetos. Esto indica una comprensión inicial del lenguaje y de sus significados, aunque el recién nacido aún no es capaz de hablar.
Cómo te ve el recién nacido a los 2 días
El color de los ojos de los recién nacidos es a menudo objeto de gran curiosidad, pero puede ser difícil prever con certeza cuál será el color definitivo.
El color de los ojos está determinado principalmente por la genética. Los genes heredados de los padres influyen en el color del iris del recién nacido. Sin embargo, la genética no siempre es un indicador preciso del color de los ojos, ya que pueden ocurrir variaciones genéticas imprevistas.
En los primeros meses de vida, el color de los ojos de los recién nacidos puede parecer más claro o más oscuro dependiendo de la cantidad de melanina presente en el iris. El color definitivo de los ojos tiende a estabilizarse dentro del primer año de vida, pero pueden ocurrir ligeras variaciones también más adelante, durante la infancia y la adolescencia. Sin embargo, algunos factores ambientales, como la exposición a la luz solar, pueden influir en la producción de melanina en el iris y, por lo tanto, influir en el color de los ojos con el tiempo.
La vista de los recién nacidos es un tema fascinante y lleno de curiosidades.
- Al principio, los recién nacidos ven principalmente en blanco y negro. Esto se debe a que los receptores responsables de la percepción del color en la retina aún no están completamente desarrollados.
- Los recién nacidos son particularmente sensibles al movimiento y pueden seguir objetos en movimiento con la mirada ya en los primeros días de vida.
- Los recién nacidos tienden a sentirse atraídos por patrones y estímulos visuales de alto contraste, como las rayas o los círculos. Esto podría deberse a su capacidad limitada de percibir el color y ayudar a captar su atención.
- En 2020, los neonatólogos estadounidenses observaron que los recién nacidos tienden a preferir los rostros humanos redondos en lugar de los largos. Los recién nacidos se sienten atraídos por estímulos visuales simples y claros.
- Los rostros redondos tienden a ser más simétricos y regulares en comparación con los rostros largos.
- Es importante subrayar que las preferencias de los recién nacidos pueden variar individualmente (UENPS, 2020).
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